"Cuando el cielo quiere salvar a un hombre, le envía amor" Lao-Tse. Que el amor sea tu única guía, sin mapas, sin dogmas, sin maestros, sólo amando...
Sospecho que hoy empiezo a Ser Canción, si seco un llanto. Y la canción con alma echó a volar y desde entonces los dos, vivieron más despacio, a pesar de su tiempo y de su espacio. Y un día como lluvia, ellos caerán y mojaran todo y su misterio crecerá verde sobre el mundo" Silvio Rodriguez.

jueves, 20 de abril de 2017

Guardianes de la Tierra: Soñad un Mundo y Hacerlo Realidad





Durante milenios, sociedades secretas de curanderos y chamanes indígenas americanos preservaron cuidadosamente sus enseñanzas y sabiduría, y actuaron como guardianes de la naturaleza. Estos "guardianes" han existido en muchas naciones y han sido llamados de distinta forma; en los Andes y en la Amazonia eran conocidos como los "LAIKAS".


En 1950, un grupo de laikas bajó de los Andes para asistir a la reunión anual de chamanes que tuvo lugar al pie de una de las montañas sagradas. Los nativos del lugar vieron los ponchos que llevaban los laikas e inmediatamente reconocieron las marcas que identificaban a los altos sacerdotes. 

Comprendieron que se trataba de un grupo de hombres y mujeres chamanes que supuestamente había desaparecido después de la época de la conquista. Estos altos sacerdotes chamanes, conscientes de que la humanidad estaba al borde de una gran crisis, habían salido de su reclusión para ofrecernos una sabiduría que pueda ayudarnos a sobrellevar los grandes cambios que vamos a tener que afrontar, una sabiduría que transforme nuestra realidad y dé a luz un mundo mejor.


Los Guardianes de la Tierra (Laikas) enseñan que toda la creación –la tierra, los humanos, los animales, las rocas e incluso las estrellas) están hechas de vibraciones y luz. La sabiduría y las prácticas de los Guardianes de la Tierra nos enseñan cómo reescribir las historias de nuestras vidas para hacer lo que los chamanes llaman "soñar un mundo y hacerlo realidad". Estas enseñanzas son conocidas como las Cuatro Revelaciones.


LAS CUATRO REVELACIONES

La sabiduría de los laikas consiste en cuatro revelaciones, cada una con cuatro prácticas que nos permiten ir más allá de la mera comprensión y experimentar realmente un cambio de percepción ayudándonos así en nuestra propia transformación y en la del mundo.

Primera Revelación: EL CAMINO DEL HEROE.
-Prácticas: No juzgar, no sufrir, desapego, belleza.

Segunda Revelación: EL CAMINO DEL GUERRERO LUMINOSO.
-Prácticas: Ausencia de miedo, ausencia de acción, certeza, ausencia de enfrentamiento.

Tercera Revelación: EL CAMINO DEL VISIONARIO.
-Prácticas: mente de principiante, vivir con coherencia, transparencia, integridad.

Cuarta Revelación: EL CAMINO DEL SABIO.
-Prácticas: Dominio del tiempo, adueñarte de tus proyecciones, sin mente, alquimia indígena.


(......)



ABIERT@ A LA SABIDURÍA DE LOS GUARDIANES DE LA TIERRA, 
TODO TE SERÁ DADO.




FUENTE: Manual de iniciación chamánica - Guardianes de la Tierra, de Jorge Peña (Guardián de la Tierra)



miércoles, 19 de abril de 2017

Sólo Dios Sabe a lo que Huele el AmoR





"Cuando descendían por la flor de grada en grada comunicaban a las otras almas la paz y el ardor que ellas adquirían volando; y por más que aquella familia alada se interpusiera entre lo alto y la flor, no impedían la vista ni el esplendor, porque la luz divina penetra en el universo según que éste es digno de ello, de manera que nada puede servirle de obstáculo.

Este reino tranquilo y gozoso, poblado de gente antigua y moderna, tenía todo él la vista y el amor dirigidos hacia un solo punto. 

¡Oh trina luz, que, centelleando en una sola estrella, regocijas de tal modo la vista de esos espíritus...

En tu seno se ha inflamado el amor cuyo calor ha hecho germinar esta flor en la paz eterna!

Es preciso que nuestra morada, aunque cien mil hombres la puedan contemplar de cerca, 
siga siendo eternamente virgen, intacta y celosamente oculta a los ojos del mundo impío.

A la sombra de tus alas, GRAN MISTERIO.

¿A que tanto afán de poseer 
si en el corazón de la Rosa no hay Nada? 

Nada de nada, ¡qué aligerado!




AMORღ•❥*⁀`•.¸¸.*
ღ•❥*⁀`•.¸¸.*AROMA
SUSANAღ•❥*⁀`•.¸¸.*
ღ•❥*⁀`•.¸¸.*BARAKAღ•❥*⁀`•.¸¸.*
UNOღ•❥*⁀`•.¸¸.*Susana

Proviene del egipcio medio Sšn (‘flor de loto’).
Aparece por primera vez en un sarcófago de la Undécima Dinastía del 2000 a. C.

Aparece también en Persia (donde se corresponde al nombre del ‘lirio’), en la antigua ciudad de Susa. En los mitos persas, Shushan es también el nombre del hijo (o la hija, en algunas traducciones) de Elam.

El nombre de Susana procede del hebreo שושנה, shoushannah, pasando por el griego σουσαννα, sousanna, que puede traducirse al español como el cono del cuerpo de ciertos instrumentos musicales de viento (como el de la trompeta), y también como el cono formado por la disposición o la articulación de pétalos de flores de ciertas variedades. Actualmente se usa, de forma consensual, para hacer referencia a la flor de azucena, la flor de lirio blanco, un símbolo ancestral de la pureza, y de la castidad e integridad sexual de la mujer.

En arameo shoshana significa también ‘lirio’. No obstante, la raíz hebrea del nombre del lirio שושן deriva de שוש o ששנ, que significa ‘alegre, brillante o feliz’, y es la base de la palabra ששון sasson, que significa ‘alegría’.

En hebreo bíblico Shoshana es la palabra hebrea para “rosa”, que se traduce como “susana”, nombre tanto de flor como de mujer (“aquella que conserva la pureza o la Gracia”), cuyo valor numérico es 661, que en su reducción aritmosófica da 6+6+1=13 (número vinculado a la muerte) = 1+3= 4 (cifra que signa toda creación y cuya representación geométrica es la cruz); además 4=4+3+2+1=10=1+0=1 (Unidad de la que todo parte y a la que todo vuelve).

 Shoshana aparece en el Tanaj en el Cantar de los Cantares 2:2,
“como una rosa entre las espinas”.



Un hallazgo aparentemente casual perteneciente al alma mater de nuestra Escuela de Pensamiento ha seguido alimentando a las abejas –animales asociados a los adeptos en el simbolismo hermético-alquímico–, que atraídos por el perfume de la flor vuelan hacia su centro para extraer la quinta esencia.

Se trata de un ex-libris –que nuestro mentor finalmente no escogió para sus libros–, en el cual figura uno de esos laboriosos insectos sobre una cruz, y a sus pies, un decorado con rosas silvestres en cuyo centro se dibuja un círculo con la palabra Sophos (sabio) inscrita en su interior.

El encuentro con esta enigmática simbólica nos ha abocado a profundas meditaciones, y a interrogarnos por la rosa misteriosa con la que a lo largo de la historia sagrada de Occidente se ha sellado la alianza entre el ser humano y su Principio. Alianza consumada en el ara que cada cual descubre en su interioridad, donde entrega todo su ser sin más testigo que el Ser que en verdad es.

La rosa roja y/o la rosa blanca aparecen en emblemas, insignias, grabados, vestuarios, ajuares, joyas y sellos identificativos de organizaciones iniciáticas y también en numerosos mitos y en leyendas de entidades esotéricas, así como en textos de iniciados que la distinguen como un símbolo nuclear.

La rosa, nos dice René Guénon, se asimila “al principio femenino o pasivo de la manifestación, es decir a Prákrti, la sustancia universal”. (…) “Por otra parte, el abrirse de la flor representa a la vez el desarrollo de la manifestación misma, considerada como producción de Prákrti” (1).

En el primer caso, la rosa es vista como una copa, como un receptáculo que recibe, cual rocío, las gotas de sangre inseminadas por el principio masculino, que así la fecundan, gestándose en su cáliz todas las posibilidades creativas, signadas por el número cuatro, que con el abrirse del capullo en mil pétalos ejemplifican el despliegue de la manifestación universal. En otras ocasiones, esas gotas del líquido vital caen sobre la tierra y se transforman en la rosa, o sea que ésta es el fruto o el resultado de la unión del cielo y de la tierra. Además, esta flor suele tener siempre una ubicación central allí donde se la representa, como en este grabado alquímico que la asimila al corazón del entrelazado entre el compás y la escuadra, siendo la quinta esencia en la que se conjugan todos los opuestos, se reúnen las propiedades de los elementos y se equilibran las energías cósmicas de los planetas.

En verdad, todas estas simbólicas coexisten en la rosa, síntesis tanto del despliegue cosmogónico que parte de la Unidad como del alquímico que a ella retorna.



En hebreo bíblico rosa es shoshana, que se traduce como “susana”, nombre tanto de flor como de mujer (“aquella que conserva la pureza o la Gracia”), cuyo valor numérico es 661, que en su reducción aritmosófica da 6+6+1=13 (número vinculado a la muerte) = 1+3= 4 (cifra que signa toda creación y cuya representación geométrica es la cruz); además 4=4+3+2+1=10=1+0=1 (Unidad de la que todo parte y a la que todo vuelve).

En numerosos contratos matrimoniales judíos, ornamentados muy bellamente con flores, aves y otros símbolos naturales o geométricos, aparece la rosa como motivo representativo de la alianza contraída por los novios, sobre todo en los ketubás sefardíes, como el que aquí mostramos, tan análogo al grabado alquímico anterior.


 “Como la Rosa en medio de las espinas, así es mi amada entre las jóvenes hijas” (Cant. 2, 12).
Con esta cita del Cantar de los Cantares comienza el Zohar, o sea el Libro del Esplendor, redactado por el cabalista castellano Moisés de León allá por el siglo XIII, en el que compila la esencia de la revelación de la deidad y su recepción en el alma del iniciado, unida indestructiblemente a la de todos sus hermanos en el espíritu, y lo hace empezando, justamente, apelando al símbolo de la rosa:
Obertura de Rabbi Ezequías: ¿Quién es la Rosa? Es la Comunidad de Israel. Tal como la Rosa entre las espinas alberga el rojo y el blanco, la Comunidad de Israel comporta conjuntamente Rigor y Misericordia. Tal como la Rosa coronada de sus trece pétalos, así la Comunidad de Israel posee las trece medidas de la Misericordia que la rodean por todas partes. Así, desde el versículo inicial del Génesis, Elohim emite trece palabras para ceñir la Comunidad de Israel y protegerla. La palabra Elohim es evocada de nuevo en el segundo versículo. ¿Por qué esta segunda mención? Para emitir las cinco hojas resistentes que rodean a la Rosa.

Estos cinco pétalos son denominados “las liberaciones” y son cinco brechas. A propósito de esta verdad profunda está escrito:

“Elevaré el cáliz de las liberaciones” (Sal. 116, 13). 
Se trata de la copa de la bendición. 

De la misma manera que la copa de la bendición debe reposar sobre cinco dedos y no más, la Rosa se asienta sobre sus cinco hojas fuertes semejantes a los cinco dedos. Esta Rosa es copa de bendición. Así, entre el segundo Elohim y el tercero se cuentan cinco palabras.

De aquí en adelante, la luz creada por este tercer Elohim es puesta aparte, se funde en la alianza y penetra la Rosa para inseminarla. Es lo que dice otro versículo:

“Árbol que da fruto, cuya simiente está en él” (Gen. 1, 12). 

El signo de la Alianza es concretamente portador de esta simiente. De la misma manera que la forma de la alianza prodiga esta simiente a través de las cuarenta y dos cópulas, el Nombre grabado y explícito es fecundado por las cuarenta y dos letras de la obra del principio (2).



Jardín Interior - La V. 4-2017

La rosa, en sentido amplio, es la comunidad de los iniciados unidos por lazos invisibles y protegida por la Misericordia y el Rigor, dos atributos divinos del plano de Beriyah (la Creación o mundo de las Ideas), ligados respectivamente a la Sabiduría y la Inteligencia, las dos primeras emanaciones del Uno, de la Corona, con las que el alma ansía desposarse en una alianza que ya no estará sometida al vaivén o rotación del tiempo, porque se produce en el no tiempo, en un espacio aparte muy próximo a la liberación final, de ahí que ese mundo del ser en sí mismo, Atsiluth –que se traduce como plano de las emanaciones o de la proximidad–, es el escenario hacia el cual se eleva la copa y en el que se sella la alianza, al reunirse en su origen el sujeto que conoce con el objeto conocido a través del Conocimiento. 

De allí en adelante, esta triunidad arquetípica se proyecta generando el universo, cuyo signo es esta flor, de forma redonda y con múltiples pétalos, cual la Rueda de la Existencia con los indefinidos seres que la conforman, que tras completar todas sus posibilidades vitales, mueren.

Mas en su cáliz quedó depositado el germen inmortal… 

No solamente en la Cábala judía está presente la simbólica de la rosa. En la tradición greco-latina, Eros, el dios más joven, de progenitores desconocidos, el que está con Gea desde el origen, el dios salido de sí mismo que siempre acompañará a Afrodita lanzando las flechas de Amor, él, lleva implícito en su nombre el de la rosa. Traslademos la “E” inicial de Eros detrás de la “S” y tendremos “Rose”, flor que ha significado también la poderosa energía del Amor capaz de mantener todo el universo ensamblado y cohesionado, por ello es atributo de Afrodita y por ello igualmente los amantes se la regalan entre sí.

Eros, o Cupido, viene y va constantemente, y ese revoloteo que asciende y desciende, se expande y se contrae cual el perfume de la flor, impregna su energía a los seres visibles e invisibles, los baña en su aroma, que es

“testigo mudo de tu huella que llega para irse”. 

Toda la belleza del mundo irrumpe para testimoniar la presencia de un Misterio omnipresente en su revelación y simultáneamente siempre intangible e incognoscible. Un drama paradójico… la belleza arrobadora de la flor acaba marchitándose, caen los pétalos, se secan las hojas, incluso las espinas se desprenden, y ¿qué queda? Un fruto acorazado, el escaramujo, preñado de aquellas semillas de luz y aliento concebidas en ese mundo aparte del que hablábamos antes, próximo al Uno, al Principio, que al caer nuevamente en tierra fértil, en el ara portátil que cada ser humano alberga en su corazón, traen consigo toda la potencia para volver a germinar.


Recordemos el mito de Adonis, de origen probablemente fenicio, y notemos la similitud entre su nombre y el de Adonai (“Mi Señor” en hebreo); este bellísimo cazador nacido de la ninfa Mirra despierta los amores de Afrodita y Perséfone, de tal manera que por dictamen de Zeus se ve abocado a compartir su vida con las dos diosas. Pasa 1/3 del año bajo tierra con la hija de Deméter y tras resucitar cada primavera, los otros 2/3 del ciclo con la diosa del Amor, simbolizando con esta rueda el proceso vital en el que, ciertamente, la muerte es un paso imprescindible para dar paso a un nuevo nacimiento, a la regeneración. Adonis muere atravesado por el colmillo de un jabalí, y allí donde su sangre se derrama sobre la tierra, se transforma en anémonas, y según otras versiones en rosas rojas.

Y no sólo a los ciclos naturales y cósmicos se refiere este mito, sino que se vincula directamente con el proceso alquímico que vive el iniciado y que comporta la total transmutación del alma, que muriendo a sus aspectos densos se va sutilizando, y del negro de la putrefacción deviene blanca y pura, apta para ser inseminada por el espíritu que la absorberá hacia sí mismo haciéndola partícipe de la inmortalidad y simultáneamente proyectándola cual rosa roja conformando y

 dando vida al cosmos 

que el Ser

ha logrado realizar en su conciencia.


Otras veces, la rosa blanca es la expresión de la reunión de todas las almas que se han hecho una con el anima mundi, o sea con su faceta universal, estado que la hace apta para desposarse con las más altas realidades espirituales, esto es con la diosa Inteligencia y con la Sabiduría; de nuevo la reintegración del ser en su mismidad, en el mundo de Atsiluth. Si nos fijamos ahora en la tradición cristiana, vinculada también a la Tradición Unánime o Primordial, la rosa blanca se asimila a la Virgen, Esposa y Madre arquetípica, todos ellos atributos del principio femenino del ser que como vemos, esta flor ejemplifica. Dante, adepto perteneciente a la organización iniciática de los Fieles de Amor, hace apararecer esta simbólica en los tres últimos círculos del Paraíso de la Divina Comedia:

Y si la última grada concentra en sí tanta luz, ¡cuál no sería el resplandor de esta rosa en sus últimas hojas! Mi vista no se perdía en la anchura ni en la elevación de esta rosa, sino que abarcaba toda la cantidad y la calidad de aquella alegría. Allí, el estar cerca o lejos no da ni quita: porque donde Dios gobierna sin interposición de causas secundarias no ejerce ninguna acción la ley natural.

Hacia el centro de la rosa sempiterna, que se dilata, se eleva gradualmente y exhala un perfume de alabanzas al Sol que allí produce una eterna primavera, me atrajo Beatriz como el que calla al mismo tiempo que quiere hablar… (3).

“La eterna primavera”… esa posibilidad de vivir la Edad de Oro en la conciencia después de muchas purgas y destilaciones permitiendo, al fin, extraer el éter del corazón del cielo…


En forma, pues, de blanca rosa se ofrecía a mi vista la milicia santa que Cristo con su sangre hizo su esposa; pero la otra, que volando ve y canta la gloria de Aquel que la enamora y la bondad que tan excelsa la ha hecho, como un enjambre de abejas que ora se posa sobre las flores, ora vuelve al sitio donde su trabajo se convierte en dulce miel, descendía a la gran flor que se adorna de tantas hojas y desde allí se lanzaba de nuevo hacia el punto donde siempre permanece su Amor. Todas estas almas tenían el rostro de llama viva, las alas de oro y lo restante de tal blancura, que no hay nieve que pueda comparársele. Cuando descendían por la flor de grada en grada comunicaban a las otras almas la paz y el ardor que ellas adquirían volando; y por más que aquella familia alada se interpusiera entre lo alto y la flor, no impedían la vista ni el esplendor, porque la luz divina penetra en el universo según que éste es digno de ello, de manera que nada puede servirle de obstáculo.

Este reino tranquilo y gozoso, poblado de gente antigua y moderna, tenía todo él la vista y el amor dirigidos hacia un solo punto. ¡Oh trina luz, que, centelleando en una sola estrella, regocijas de tal modo la vista de esos espíritus… (4). 



Aquella flor roja que en la leyenda de san Jorge –difundida a lo largo y ancho de Occidente– ha nacido de la sangre del dragón atravesado por la lanza del guerrero, se ha transmutado totalmente. Ahora, en este círculo celeste, la lucha ha terminado; el viaje iniciático ha llegado a su término, todos los seres y cosas se han reintegrado en la “trina luz”.

En tu seno se ha inflamado el amor cuyo calor ha hecho germinar esta flor en la paz eterna (5).
Como en el ex-libris que describíamos al inicio de este escrito, el sabio se ubica en el centro de la rueda, en el centro de la rosa, ya sea nívea o encarnada. Ha trascendido todas las formas y apariencias y se ha liberado de las condiciones de la existencia individual, incluso de las condiciones del alma universal, reintegrado como está en la esencia de Sí mismo,

Es como el éter, expandido por todas partes, y que penetra al mismo tiempo el exterior y el interior de las cosas; es incorruptible, imperecedero; es él mismo en todas las cosas, puro, impasible, sin forma, inmutable (6).

Se ha integrado de pleno en la mente divina y vive ya por siempre más inmerso en el mito, lo actúa en su cotidianidad, como el legendario fundador de la orden Rosa-Cruz, que inició su deificación al ser rescatado de la cárcel de la mente en la que permanecía atrapado, dejando atrás a aquellos que no fueron tocados por la gracia, o a los que siéndolo, eligieron quedarse con las cadenas del mundo.

Si el pobre género humano
quisiera dejar de rebelarse,
recibiría bienes innumerables
de una verdadera madre,
pero como rehúsa obedecer,
permanece con sus inquietudes
y queda prisionero (7).

Solo, guiado por los intermediarios divinos, por los símbolos revelados…

Después me preparé para el viaje; vestí mi ropa de lino blanco y me ceñí una cinta de color rojo sangre dispuesta en cruz que pasaba por mis hombros. Até cuatro rosas rojas en mi sombrero, esperando que todas estas señales servirían para que me distinguiera rápidamente entre la muchedumbre. Como alimento tomé pan, sal y agua… (8).

Dando como signos de reconocimiento:

Me pidió a continuación que le dijese mi nombre y le respondí que era el hermano de la Rosa-Cruz Roja por lo que manifestó una agradable sorpresa (9).

Hasta que tras numerosas pruebas, duras pruebas, contempla el altar de la reina que se desposa con el rey, o sea del alma que se entrega al espíritu, sobre el cual se disponen todas estas simbólicas:

Delante de la reina se encontraba un altar de pequeñas dimensiones pero de una belleza incomparable; sobre este altar había un libro cubierto con terciopelo negro, tan solo realzado con algunos adornos muy simples de oro; a su lado una lucecita en un candelero de marfil.

Aunque pequeña, esta luz ardía sin apagarse jamás con una llama tan inmóvil que no la hubiéramos reconocido como un fuego a no ser porque el travieso Cupido soplaba encima de tanto en tanto. Junto al candelero había una esfera celeste que giraba alrededor de su eje, después un reloj pequeño de música junto a minúscula fuente de cristal de la que manaba un chorro continuo de agua límpida, de color rojo sangre.

Al lado, una cabeza de muerto refugio de una serpiente blanca tan larga que, pese a que rodeaba otros objetos, tenía la cabeza en un ojo y la cola en el otro. Así que nunca salía enteramente de la cabeza de muerto; pero cuando a Cupido se le antojaba pellizcarla, entraba en ella con una velocidad asombrosa (10).

Tras la muerte de este ser mítico que completó su viaje de conocimiento, sus más allegados adeptos lograron encontrar su tumba, oculta durante años, en la que leyeron la siguiente inscripción:
A C. R. C. Estando en vida me di por sepulcro esta quintaesencia del universo (11).

En verdad los integrantes de esta entidad invisible, imposible de localizar físicamente pues corresponde a un estado de la conciencia, conforman una hermandad que traspasa tiempos y geografías, reuniendo a los que fueron, serán y son seres humanos que se han reconocido templo del Espíritu y altar en el que se ofrenda la rosa.

¿Quién la ofrece? ¿El hombre a la deidad o la deidad al hombre?

¡Bendito el que ha conocido la síntesis de un único ser que hace un solo gesto consigo mismo!

Por lo demás,

Aunque actualmente no hayamos indicado ni nuestro nombre ni dónde se encuentra nuestro consistorio, es seguro que nos llegarán las opiniones de todos, sea cual fuere la lengua en la que estén redactadas. Y que todos los que indiquen su nombre, conversarán sin falta con cada uno de nosotros de viva voz o, si tienen dudas, por escrito. Por el contrario, también declaramos lo que sigue: quien mantenga respecto a nosotros una actitud cordial y seria, se beneficiará de ello en cuerpo y alma; en cambio, quien tenga corazón falso o rapaz, se sumirá en una miseria extremadamente profunda y no nos causará ningún mal.

Es preciso que nuestra morada, aunque cien mil hombres la puedan contemplar de cerca, siga siendo eternamente virgen, intacta y celosamente oculta a los ojos del mundo impío.


A la sombra de tus alas, Jehová (12).


“Osar” quiero –como está escrito también en tu nombre, rosa– disponer el ara para la ofrenda.
No hay más razón que la necesidad de ser. Aquí donde ya no alcanza ningún ataque ni contraataque, donde el tiempo ya no es tiempo y la víctima y el verdugo han cumplido su misión, aquí, digo, solamente late un corazón. Corazón solo, corazón entregado por el cielo para dar vida al mundo y al mismo tiempo arrebatado al cielo para sellar la alianza secreta con el collar de los mundos, que no son sino “aros” engarzados.

Y nótese que los aros son otro juego de las letras de la palabra rosa.

Sagrario del Misterio que palpitas en el centro de esta Escuela, hermanada a todas las Escuelas de Pensamiento, no hay fuerza ni embestida que destruya el pacto contraído en el altar por cada uno de sus adeptos.

Conducidos a un mundo aparte, allí no alcanza el zarpazo de la bestia, por mucho que husmee, hurte y se revuelva en el odio, la envidia y la ignorancia, intentando hacerse con el poder, ¿de qué?

¿A que tanto afán de poseer 
si en el corazón de la rosa no hay nada?




Nada de nada, ¡qué aligerado!

TODOS VENIMOS DE LA DIOSA

Y A ELLA VOLVEMOS
PORQUE ELLA ES
EL TEJIDO DE LA VIDA LLAMADO 

AMORღ•❥*⁀`•.¸¸.*


LA FRAGANCIA PERDURA POR LOS SIGLOS, EONESY ETERNIDADES ...
SÓLO DIOS SABE A LO QUE HUELE EL AMOR.
ღ•❥*⁀`•.¸¸.*AROMAAMORღ•❥*⁀`•.¸¸.*
SUSANAღ•❥*⁀`•.¸¸.* ღ•❥*⁀`•.¸¸.*BARAKAღ•❥*⁀`•.¸¸.*UNOღ•❥*⁀`•.¸¸•❥*⁀`•.¸¸.EL GUIÑO DE DIOS, EL AMOR VIVO, LA ROSA, LA LUZ Y EL AMORღ•❥*⁀`•.¸¸UNღ•❥ VIVO. En tu seno se ha inflamado el amor cuyo calor ha hecho germinar esta flor en la paz eterna!

1 René Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada. Eudeba, Buenos Aires, 1988. 2 Moisés de León, Le Zohar. Ed. Verdier, Lagrasse, 2002. 3 Dante, Divina Comedia. Espasa Calpe, Madrid, 1986. 4 Op. Cit. 5 Ibíd. 6 Citado por René Guénon en “El Demiurgo”, Mélanges. Gallimard, París, 1976. 7 Juan Valentín Andrae, Las Bodas Químicas de Chistian Rosenkreutz. Ediciones Nuevomar, México, 1983. 8 Op. cit. 9 Íbid. 10 Íbid. 11 Textos Templarios y Rosacruces, Ed. Indigo, Barcelona, 2002. 12 Op. cit.


http://www.aishlatino.com/e/f/Las-coincidencias-y-el-judaismo.html?s=fab

https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Susana

http://espores.org/es/plantas/el-mite-de-la-rosa-negra.html


lunes, 10 de abril de 2017

El Amor Siempre Encuentra la Forma





La Energía del Sol y la Luna Llena nos traen 
el equilibrio en Nosotr@s Mismos. 

El Sol, es el "Yo Soy" y la Luna Nos refleja al Otro.
Luna Llena en conjunción con Júpiter. 

...Y Nosotros en el Centro, 
encarnando el equilibrio entre las dos fuerzas.




RA, MA, DA, SA, SAY, SO, HUNG

AYUDÁNDONOS A CREAR
Es una energía de ReUnión y Expansión. 


 Ra Ma Da Sa, contiene 8 sonidos que estimulan el flujo de la energía Kundalini trayendo equilibrio a nuestro cuerpo energético.

Estos sonidos invocan las energías del Sol, la Luna, la Tierra y el Espíritu Infinito para traer sanación profunda. Puedes cantarlo para sanarte a tí mism@ o enviar sanación a cualquier persona que lo necesite.

Mantra Completo: Ra Ma Da Sa Sa Say So Hung

"Ra" significa Sol y nos conecta con la frecuencia que da energía.

"Ma" significa Luna, y nos vuelve más receptivos.

"Da" es la energía de la Tierra, energía que nos enraíza con la Madre, nos da seguridad y fortaleza.

"Sa" es Infinito y mientras lo cantas tu energía se eleva trayendo la energía sanadora del Universo.

Al cantar "Sa" por segunda vez, traes la energía del infinito hacia tí.

"Say" es una manera de honrar al todo. 
Es como uno de los nombres secretos de Dios.

"So" es la vibración que Une.

"Hung" es el Infinito. Es la esencia de la creación.


 “Ra” Sol, “Ma”  Luna, “Da” Tierra, “Sa” Infinito... 

Cuando estas palabras se combinan, el significado esencial es: 

“YO SOY TÚ”




"Yo Soy el Camino entre las Dos líneas de FUERZA"

La Sabiduría del Padre-Madre Universal, nos envía las señales que nos hablan a través de las personas y cómo éstas nos están ayudando a hacer nuestra parte en esta jornada, para mirar mejor el camino.

Hoy es el mejor día para Amar,



B a r a k A
G r a c i a S