Mujer Sol,
extraes tu sensación de plenitud
del profundo
contacto con tu centro interior,
de tu respiración alternada entre lo limitado y
lo ilimitado,
y de tu autoestima enraizada en la fusión con la Unidad.
Ámate,
porque eres la vida y la muerte,
y en tu vientre sagrado llevas prendida la luz
de la fuente de todo amor,
las semillas de toda realización.
Mujer libre,
iniciadora de la sexualidad sagrada,
en tu danza de éxtasis el amor se expande
y
unifica con el corazón Uno.
Hónralo y comparte la luz consciente de tu
Sol.
El Grial como metáfora de la búsqueda, es decir, del viaje hacia la sabiduría y la realización, no desciende de los cielos entre ángeles y trompetas ni lo porta un sacerdote, sino un grupo de mujeres que indican que ese cáliz sublime no es otra cosa que el caldero en el que se cuecen los elementos primordiales de la Vida, de la que surge todo. La Mujer como materia, como matriz primordial, es el origen y final de esa búsqueda, porque en nuestra dimensión humana se unen materia y energía en un juego de densidades de diversa vibración : eso es todo.
Es el Todo, como de modo clarividente intuyó Goethe:
“Todo lo transitorio
es solamente un símbolo ;
lo inalcanzable
aquí se encuentra realizado ;
lo Eterno-Femenino
nos atrae adelante”.
Entrevista a Jean Shinoda Bolen
aparecida en "El hilo de Ariadna" 7, realizada por Maria Soledad
Constatini con la intervención de Jacquelin Perpen.
Usted recurre a la mitología
celta para explicar el poder sanador de la espiritualidad femenina, y se
refiere específicamente a la leyenda del Grial.
En efecto, la historia del Grial
es maravillosa. Comienza con la figura heroica de Perceval, que vive en un
bosque junto a su madre. Esta, después que su marido y su hijo mayor dan la
vida en combates como caballeros del rey, decide apartar a Perceval de ese
mundo saturado de conflictos y de guerras. Transcurren así años tranquilos
hasta que, un día, el destino quiere que el joven se cruce con tres caballeros
perdidos en el bosque. Al verlos, siente una gran conmoción, se precipita hacia
ellos y dice, con inocencia: — ¡Ustedes deben de ser ángeles!
Lo que Perceval ha visto es la
imagen de lo que Jung conceptualiza como el arquetipo innato: cuando se está en
presencia de aquello que uno está llamado a ser, se produce un enamoramiento.
Uno ve en el objeto, en ese otro —que puede ser un gurú, un hombre o una mujer—
cualidades que, en rigor están dentro de uno, aunque encarnadas en el otro.
Nuestros ideales se proyectan entonces en otra persona que se convierte, en
consecuencia, en la promesa de un nuevo sentido y de una nueva vida. Perceval,
tras el encuentro, decide dejar el bosque y seguir a los caballeros. Tanta
prisa tiene por partir que se olvida de despedirse de su madre. No llega a ver
cómo la joven viuda, al conocer la noticia, sucumbe en la puerta de su casa.
Este abrupto fin es un hecho muy
simbólico: en el momento mismo en que Perceval sale al mundo, concluye su
relación como hijo. Muchas veces, cuando soñamos con la muerte de alguien, ello
no significa que dicha persona se vaya a morir realmente, sino que se ha
cerrado el ciclo de la influencia que ejercía en nosotros.
¿Cómo sabemos que tenemos el
talento suficiente para convertirnos en “lo que estamos llamados a ser”?
Las aptitudes suelen estar ya
presentes cuando uno empieza a transitar el propio camino, ese que surge desde
lo profundo del ser. Tiene lugar entonces la sincronicidad, es decir la simultaneidad,
para Jung, de sucesos vinculados por el sentido pero de manera no causal, que
no es lo mismo que la mera simultaneidad de dos acontecimientos. El talento
aflora, las puertas se abren y uno conoce a las personas que lo ayudarán a
convertirse en aquello que estamos llamados a ser.
El dicho oriental que reza:
“cuando el alumno esté preparado, vendrá el maestro” describe esta conexión
sincrónica entre la disponibilidad interna y los acontecimientos externos.
¿Perceval nunca vuelve a
acordarse de su madre y del bosque donde vivió en la infancia?
Lo hará recién cuando sea un
caballero famoso; Perceval actúa como los hombres y mujeres contemporáneos que,
gracias a su esfuerzo, han conseguido lo que se habían propuesto. Centrados
únicamente en sus objetivos, pueden actuar tan cruelmente como él con las
personas que los han amado o ayudado en el camino. Esta actitud tan implacable
es un rasgo de la psicología del héroe: enfatiza la separación de la madre y
del mundo materno, la negación de la dependencia y la correlativa intolerancia
a la vulnerabilidad, que es percibida por él como debilidad. Por ende, quedan
devaluados los valores femeninos.
¿Cómo sigue la historia?
Perceval recuerda a su madre y
decide regresar al bosque, que es un símbolo del inconsciente. Cabalga hasta
que el camino se ve interrumpido por un ancho río. Trata de cruzarlo pero no
hay puentes. Entonces, como en respuesta a una plegaria, ve un bote con dos
hombres navegando corriente abajo. Los hombres lanzan el anda y uno de ellos se
pone a pescar. Perceval les pregunta por dónde puede cruzar el río o dónde
puede cobijarse.
En la historia, como en la vida,
el acto de buscar hace que encontremos la respuesta; algo en el universo o en
el inconsciente responde como a una invitación. El pescador le contesta que no
hay ni barca, ni puente ni lugar donde cobijarse, pero que si cabalga a través
de una grieta en las rocas hasta lo alto de la colina, encontrará una casa para
pernoctar. Desde la cima de la colina, Perceval observa los alrededores durante
un largo rato pero no ve nada, aparte del cielo y la tierra. Se siente engañado
y tonto. Y de pronto, en medio de la desazón, descubre la torre de un enorme
castillo, que resulta ser el Castillo del Grial.
¿Qué representa el Castillo del
Grial?
Representa ese “otro mundo” que
corresponde al de la madre, el reino de los sueños y las visiones, un dominio
mágico.
Allí le da la bienvenida el señor del castillo, que no es otro que el
hombre que estaba pescando. El rey pescador está tumbado y se disculpa por no
poder levantarse porque tiene una herida que se lo impide. Perceval participa
de un espléndido banquete y contempla con fascinación, entre plato y plato, la
procesión del cortejo del Grial. En primer lugar, entra un paje con una lanza
que gotea sangre, le siguen dos pajes más y, entre ellos, camina la portadora
del Grial. Cuando entra en la sala, el magnífico cáliz resplandece de tal
manera que las velas pierden brillo. La lanza del primer paje es el arma que el
soldado romano utilizó para herir a Jesús cuando estaba en la cruz.
El Grial es
tanto la copa de la última cena como un símbolo de la femeinidad. Sus formas
redondeadas y la idea de un recipiente colmado de sangre se convierten en una
imagen-metáfora del útero de la mujer, elemento transformador y sanador,
portador de una dimensión sagrada o divina.
¿Cómo llegan las mujeres a sentir
esa dimensión sagrada?
El hecho de que la mujer pueda
ser un recipiente a través del cual se manifiesta la Divinidad es una
revelación inesperada, que no se obtiene mediante una iluminación, visión o
intuición, como se manifiesta la divinidad masculina, sino a través de una experiencia
de encarnación.
La mayoría de las mujeres desconoce este secreto, ya que en
general, suelen estar disconformes con la redondez y plenitud de sus cuerpos y
se sienten avergonzadas por los misterios de la sangre: la menarca, la
menstruación y la menopausia. Quieren ser anestesiadas cuando dan a luz y se
despiertan horrorizadas si sueñan que abrazan tiernamente a una mujer. Muchas
mujeres, a quienes la Divinidad inicia en su propio cuerpo, han explorado el
cuerpo de la Diosa en otra mujer, ya sea real o en sueños. Estas experiencias
pueden ser una afirmación muy positiva para que una mujer esté satisfecha de su
condición femenina pero también pueden provocar pánico y confusión.
Entonces, la procesión del Grial
y, más específicamente, el Grial, ¿invitarían a
Perceval a adentrarse en su
sensibilidad femenina?
Exacto, pero sigamos con la
historia. Nuestro héroe Perceval, a pesar de vivir una experiencia maravillosa,
no hace comentarios ni preguntas sobre lo que le es dado presenciar. Tampoco
pregunta nada a su anfitrión acerca de su enfermedad. Sigue el consejo de su
mentor; un noble que le había enseñado que nunca delatara su ignorancia
haciendo preguntas. Hay momentos de gran misterio que ocurren en la vida de
muchas personas, como la procesión del Grial.
Las experiencias liminales, en el
umbral entre los mundos, no son casos excepcionales: son momentos arquetípicos
y místicos en las que vemos más allá de la realidad ordinaria.
Estas
experiencias pueden cambiar la vida de las personas, aunque también es posible
que no las afecten en absoluto. Y, al igual que Perceval, es posible que ni
siquiera mencionen lo ocurrido.
La experiencia del Grial en sí no
es suficiente. La pregunta “ ¿A quién sirve el Grial?” debe dar con la
respuesta. ¿Qué sucede cuando no se hace la
pregunta prevista?
Uno se pierde en “el bosque”, tal
como le ocurrió a Perceval cuando salió del Castillo del Grial. A muchos de
nosotros nos llega esta experiencia cuando llegamos a la mitad de nuestras
vidas. Estamos desorientados, cuestionamos el sentido de lo que estamos
haciendo o con quién estamos. Lo que se inicia es un período de búsqueda y
crecimiento espiritual. En el bosque es posible recuperar la conexión con
nuestra auténtica naturaleza, conocer lo que hemos mantenido oculto entre las
sombras. Es una época para aprender lo que es el sufrimiento y la compasión, la
humildad y la humillación, la sabiduría femenina y el misterioso Grial.
Perceval pasó allí más de cinco años, que es el lapso que la mayoría de las
personas necesita para salir del bosque y entrar plenamente en la siguiente
etapa de sus vidas.
¿Cuál es el significado de la
herida del Rey Pescador?
La herida del Rey Pescador es el
símbolo del patriarcado vulnerado, el problema psicológico de la época moderna.
En una sociedad competitiva y materialista, donde prevalece el cinismo frente a
los valores espirituales y tanto el pensamiento científico como el psicológico
menoscaban el reino del espíritu, los individuos se sienten solos e
insignificantes.
Cuando el ego pierde el contacto con el yo o, en otras
palabras, cuando a un individuo le falta la sensación interna del contacto con
Dios o de formar parte del Tao, sufre una herida.
La herida del Rey Pescador
está situada en el muslo o en los genitales, lo cual implica una herida de la
sexualidad, de la creatividad y de la capacidad de engendrar.
En nuestra vida,
experimentamos esta fractura cuando perdemos el contacto con nuestros
sentimientos, cuando nos falta espontaneidad, cuando estamos tan preocupados
por ser productivos que ya no valoramos el amor, la belleza o los juegos. El
patriarcado alienta estas actitudes que conducen a la pobreza espiritual, a la
desvalorización del aspecto femenino que existe en todos los hombres.
Todas las
versiones de la leyenda coinciden en que hay un rey enfermo y una tierra
baldía, que sólo podrá recuperar su esplendor cuando el Grial cure al rey.
¿Qué es exactamente el Grial?
En términos junguianos, es una
experiencia numinosa, palabra que se traduce como “asombro”, como aquello que
los seres humanos sintieron en presencia de la Divinidad que, sea lo que sea,
siempre es más grande de lo que el ego puede experimentar, conocer o controlar.
Y la historia enseña que, si una persona inocente ve el Grial, percibe la
herida del Rey y formula la pregunta correcta, es posible que el patriarcado,
el Rey, sanen, y su reino, que en este caso es el planeta Tierra, sane o se
vuelva nuevamente verde.
Somos seis billones de habitantes, creciendo año tras
año, y actualmente estamos creando, literalmente, desiertos y tierras baldías.
Utilizo la historia del Grial como metáfora del principio femenino, de cómo
cada mujer, en lo individual, puede convertirse en un Grial sagrado capaz de
curar al mundo.
¿Cuáles son las posibilidades de
una vinculación con las realidades espirituales en el contexto contemporáneo,
cada vez más alienante, tecnologizado y repleto de información?
Son importantes la soledad, el
silencio, la capacidad para digerir o metabolizar la experiencia vivida, todo
lo cual resulta imposible si no se tiene un momento de paz.
En la velocidad a
la que vivimos, quedamos escindidos de lo que sentimos esencialmente. Sin
nuestro compás interno algo nos falta: si no sabemos qué sentimos acerca de
algo, nos alejamos de las fuerzas de la energía y la alegría.
Una manera de
saber qué es verdadero para uno es detenerse en aquella actividad en la que
sentimos que el tiempo desaparece por completo, esa en que uno está tan absorto
que se sorpernde cuando mira el reloj.
Lo mismo sucede cuando estamos con una
persona amada: hay algo en común entre enamorarse y amar lo que se hace.
Holderlin sostiene que los dioses
huyeron al ver al ser humano aburrido con sus pensamientos. y se habla, desde
entonces, de un “desencantamiento del mundo”.
¿Ha recuperado la psicología esta
conexión con las potencias divinas?
Yo no he perdido el encantamiento
con el mundo y el mundo que le traigo a la gente es el del re-encantamiento del
mundo.
Tiene que ver con la metáfora, los cuentos y la conexión con el nivel
arquetípico que está alojada en todos nosotros. Uno de los principales
atractivos del pensamiento junguiano, para mí, es el valor que esta corriente
le asigna a la creatividad y a la espiritualidad.
Es una psicología que íntegra
todas no las fuentes de la cultura en la que fuimos criados: la escritura, el
arte, la música y otras.
Me sigue sorprendiendo el hecho de que hace cuarenta
mil años los hombres iban a las cuevas y creaban arte. Aquello que nos
diferencia como especie puede ser la capacidad de crear arte y experimentar lo
numinoso, el hecho de tener la certeza de que hay algo más grande que nosotros.
Nacemos con la habilidad de responder y ésta queda coartada a lo largo del
camino. Sí, creo que la psicología ha recuperado la conexión con las potencias
divinas.
Verás, éste es el significado más profundo de la palabra psique, que
significa “alma”, y la psicología realmente debería ser el estudio y la
reconexión con el amor al alma.
¿Cómo se traduce la crisis
material y económica en términos espirituales?
Creo que si hubiese habido menos
testosterona y menos maniobras riesgosas en el mercado, no tendríamos esta
recesión. Se necesita un balance de género. La mayoría de las mujeres están
despiertas y conectadas con la vida diaria; podemos sentir empatía con lo que
significa, por ejemplo, que el padre-marido se quede sin trabajo. Si no es
posible ponerse en el lugar del otro y se considera a las personas como meros
números, es fácil crear una recesión económica o una guerra. Creo que, si
metafóricamente hubiera habido Lehmann Brothers and Sisters y no sólo Lehmann
Brothers, no hubiesen colapsado. El mundo necesita más equilibrio. Es cierto
que, a la hora de las grandes decisiones, es menester una cierta dosis de
riesgo, pero también hay que saber que los riesgos afectan a personas reales y
concretas. Tal vez, a partir de esta crisis, comencemos a ser más prudentes.
¿Cuál de los símbolos del Grial
transmitiría usted con mayor fuerza?
El de incorporar lo sagrado
femenino al mundo. La Diosa, que ha sido suprimida en el inconsciente
colectivo, está emergiendo. La veo emergiendo individualmente en mujeres que
escriben sobre ello, hacen música acerca de ello, crean círculos donde el
centro sagrado es muy femenino. Y todo el movimiento femenino es un retorno del
Grial.
El Código Da Vinci de Dan Brown y Las Nieblas de Avalon de Marion Zimmer
Bradley se convirtieron en best sellers porque, sin saber exactamente por qué,
la gente se siente relacionada con ellos, intuye cierta verdad. Creo que lo
femenino es la razón por la cual ambos libros son tan populares. Nos recuerdan
aquello que nos falta, de lo que fuimos privados. Todo mi trabajo tiene que ver
con poner palabras a lo que la gente siente; no les digo qué deben hacer o en
qué tienen que creer, no me preocupo por probar que todo lo que afirmo tiene
una lógica y que, por lo tanto, deben creerlo intelectualmente. Lo importante
es que pongo palabras a aquello que realmente ya estaba.
Me parece que está
emergiendo el principio femenino, y espero que logre instalarse a tiempo porque
estamos en un punto crucial para cambiar la dirección en la que vamos. Para
precipitar una transformación paradigmática en la cultura, que cambiará
nuestras presunciones y actitudes, algunos de nosotros debemos ser capaces de
contar la historia de nuestras revelaciones y transformaciones personales.
"La divinidad eterna, la que
representa el poder y la soberanía es una divinidad femenina, dice Markale en
la Femme Celte. Esta feminidad eterna es la de la mujer-sol, porque el Grial es
luz, de la misma forma que la mujer es luz, la luz del sol.
La luz de la
mujer-sol es de orden espiritual, sin duda alguna. Nuestra civilización busca
la paz, la conciencia, la sabiduría, de la misma forma que busca a la mujer
solar, la única que puede aportar la curación del rey actual, herido en su
alma. Aquel que encuentra a la mujer solar, encuentra el Grial.
La búsqueda del Grial sería una
tentativa de restaurar la feminidad en su poder, poder usurpado por la
violencia masculina dentro de una sociedad que se construye sobre la
agresividad. Y esta búsqueda aún prosigue. Todos los rostros de mujer con los
que se encontrarán los héroes del Grial se reducen con frecuencia a una sola y
misma mujer que asume múltiples rostros seductores o repugnantes para
instruirlos mejor, ayudarlos, amarlos.
El ejercicio es terriblemente peligroso
porque, por el momento, la mujer con frecuencia no es más que una caricatura
del hombre y una caricatura de si misma. Para que el hombre la encuentre es
necesario que prepare las condiciones de su paso, de su resurgimiento, por lo
que es necesario que se despoje de una parte de su agresividad destructiva, de
su angustia milenaria, de su deseo compulsivo por el útero-vagina. J. Markale
muestra que la búsqueda del Grial entronca con una búsqueda de la mujer, con
una búsqueda del útero de la Diosa Madre.
Toda la historia de la búsqueda del
Grial está jalonada de historias femeninas y de encuentros, pero los caballeros
en ningún momento son conscientes de lo que verdaderamente buscan. Su objetivo
está representado por una copa y una luz y podemos descifrar esta imagen como
la de la feminidad sagrada o la de la mujer iniciada.
El verdadero caballero es el que
permitirá que la mujer reencuentre su verdadero rostro y le remita el ejercicio
de la soberanía para el mayor bien de uno y otro. Esta soberanía que se
ejercería en la vida y en el amor ya no tendría relación con la competitividad,
se extendería como una onda benéfica y ensalzadora en el sentido de lo divino
que está incluido dentro de lo humano.
¿Se trata, acaso, de que el hombre se
convierta en ese Hijo de la Madre que eliminará al Padre para devolver su
soberanía a la gran Madre, mujer eterna, múltiple, divina, que reina en los
subterráneos del mundo y del inconsciente mientras espera recuperar su
naturaleza iniciática y transformadora?"
La mujer solar. Paule Salomon.
Ediciones Obelisco.
"La búsqueda del Grial es nuestra propia alquimia personal. Al fundirnos en nuestra propia esencia amorosa recuperamos la no-dualidad de contenido y contenedor siendo la corriente atómica el resultado del fluir del rio de la Vida."