La princesa encantada, no estaba muerta, ni había sido envenenada,
estaba enamorada de un sueño y no quería despertar.
Leonor.—Yo quisiera que hablaras un poco, por ejemplo, de esos valores internos que tenemos que reencontrar o desarrollar, para poder hacer esto de morir cada día, gozando cada día, de quien tenemos al lado, de lo que tenemos, de lo que disponemos, pero gozando cada vez, sintiendo un desprendimiento hacia todo ello, para si en caso parten antes que nosotros, sepamos pasar sin ellos, sin tener desesperaciones, para todo esto hay que buscar algo que hay dentro de nosotros, un depósito interno de una energía espiritual que quizá todavía no la conocemos, por si acaso está descontrolada dentro de nosotros, tendríamos que conocer un poco la técnica esta, que si no nos pone en contacto con este valor interno por ahora, para que no nos de miedo cuando, por ejemplo, dos personas que vivan solas, según quienes sean, de familia o de amistad, al faltar una de ellas llenar este vacío, pero tiene que empezar a llenarlo cuando todavía no le falta la compañía, entonces, hay que encontrar dentro de la persona sus valores para poder aplicarlos antes, cuando se tiene todo; en fin, esta clase de energía, qué clase de energía es para poder vivirla plenamente y, entonces, sí que uno goza lo que tiene pero sabe que dejará de tenerlo probablemente y que se siente completamente igual cuando no lo tenga, esta clase de valor, esto ha de estar dentro de nosotros, ¡dónde! ¡cómo lo desarrollamos, si es que está!
Vicente.—Si casi has dado ya la noción de todo el proceso que estamos tratando de definir como liberación de la muerte. Inevitablemente cuando desaparece un ser querido sentimos un vacío, y la pregunta de la señora es cómo llenar este vacío y si este vacío ha de ser llenado después o antes. Lo que hay que evitar es el sufrimiento, porque si hay sufrimiento, naturalmente, es que hay un vacío, ahora bien, ¿cómo nos preparamos para la muerte? ¿cómo nos prepararnos para funcionar en el plano causal o en el plano del Alma donde no existe separación? Es el problema de siempre, es el problema místico, es el problema esotérico, es el problema humano. ¿Qué decíamos antes?, cuando hay amor verdadero, cuando el amor es de síntesis, no de atracción, no de interdependencia o de dependencia, entonces, no existe separación después de la muerte.
Hablamos de separación o de dolor o de vacío, cuando no hay amor, porque hablo del plano causal donde todo es amor, ustedes preguntarán: ¿cómo vamos al plano causal o que hacemos con el plano causal si es una utopía?, porque no la vemos reflejada en nuestras acciones cotidianas, ni a través de las meditaciones, ni a través del yoga.
Yo digo que hay que vivir con una apertura mental y emocional extraordinaria para poder captar el sentido de la síntesis espiritual, que hay que vivir muriendo, entendiendo por muerte la simplificación, porque todos —me parece a mí—, estamos muy preocupados en acumular en el tiempo y poco dispuestos a abandonar en el tiempo aquello que hemos conquistado, hasta el punto que hay un centro fatídico de paso del mundo etérico al astral imposible de flanquear, cuando el Alma está pasando allí con todo bagaje, de tus amores frustrados, de todo cuanto quiso y no pudo acumular, de todo cuanto posee y quiere llevarse consigo inexorablemente, y que es un peso de la conciencia, y que siendo un peso de la conciencia no puede pasar por aquel punto, y queda aquí, frenado, aquí, aquí o aquí, y no puede pasar adelante buscando la luz del plano causal. Entonces, si empezamos ahora mismo, simplificando el ánimo, dejando de sentirnos atraídos por las cosas pasajeras, si vivimos de amores reales y no de amores de interdependencia, si amamos el Alma y no el cuerpo o la personalidad o aquello que desaparece, habrá una posibilidad, pero yo no puedo dar ninguna regla exacta ni ninguna técnica, porque es el propio individuo el que tiene que amar, no una persona que diga hay que amar de esta manera o amar de la otra, habida cuenta que el Alma está en todos nosotros y que el Alma es una efusión de Amor de la propia Divinidad y, por lo tanto, cuando sentimos separatividad y la sentimos constantemente en el hogar, con las personas que amamos, es que no hay suficiente amor, y si no hay suficiente amor la mente no está capacitada para simplificar, y si no hay amor no estamos capacitados para unirnos con los demás, incluso la persona que está a nuestro lado.
Entonces, el problema no es un problema de temor a la muerte sino de falta de amor a la vida, lo uno genera lo otro, y el vacío que sentimos hay que rellenarlo con mucha comprensión, con mucho amor, no con una mente analítica simplemente, la base está en el equilibrio que existe entre la razón y el amor, lo cual significa que estamos bajo la tutela consciente del Alma Superior o del Ángel Solar o del Yo Superior.
Es decir, estamos inmersos en un mundo calidoscópico, un mundo fluctuante, un mundo de valores relativos, y viviendo en este mundo de valores relativos nos preguntamos ¿qué voy a hacer para alcanzar la liberación? Simplemente deja lo relativo y estás en la liberación, es lo real ¿verdad? y ¿quién acepta la máxima? ¿quién va a empezar a simplificar? ¿quién va a empezar a querer profundamente al ser que tiene al lado con todos sus defectos y contrariedades psicológicas?
Todos tenemos problemas familiares, todos tenemos problemas de vacío interior, todos estamos aburridos y buscamos distracción en vez de preguntamos ¿por qué estamos aburridos?, y ahí está la base de la muerte constante, no la muerte lenta, creadora, sino la muerte, la sofocación del espíritu creador. Cuando existe creación existe un éxtasis grande, permanente, existe lo que podríamos decir ccoonnttiinnuuiiddaadd ddee ccoonncciieenncciiaa, pero si no hay continuidad de conciencia habrá un vacío, ya sea con relación a las personas que amamos o a las personas que despreciamos, el vacío existirá siempre.
Solamente hay que ser sinceros y ser humildes en la sinceridad, para darnos cuenta de que realmente lo que estamos fraguando en el interior es buscando el acomodo, buscando el amparo de otra persona, no el amor que aquella persona precisa, o ¿es que sentimos compasión para los demás? ¿hay compasión en el corazón? Si hubiese compasión, empezando por los reinos inferiores de la naturaleza, habría compasión humana, habría un principio de amor entre unos y otros, pero no hay compasión ¿verdad?, lo sabemos todos que no hay compasión; y, por lo tanto, desde este punto fijo de contrariedades psicológicas humanas, de esos puntos de crisis insalvables, nos preguntamos ¿qué vamos a hacer? Pues bien, yo diría que hay que vivir muy atentos y apercibidos de todo cuanto ocurre en nuestro interior y fuera de nosotros mismos, que dejemos de asustarnos por el vacío interior, quizá se produce un vacío interior porque no amamos el vacío, porque no amamos la soledad y buscamos la compensación en otra persona o en otro grupo, en otra comunidad, y para mí, la regla exacta, la regla de oro para perder de vista esta vacío interno que nos agobia es afrontar la vida serenamente.
No podemos amar solamente con el intento, es una serie de razones kármicas, una serie de razones psicológicas, una serie de razones de tipo espiritual que están inmersas en el proceso de separatividad o de continuidad de conciencia.
El día que tengamos continuidad de conciencia amaremos a nuestros semejantes, y el problema es cómo adquirimos continuidad de conciencia, yo diría “estando muy atentos siempre”, porque he llegado a la conclusión de que si la mente no está atenta constantemente a todo cuanto sucede dentro y fuera de sí no pueda haber amor, porque el amor debe surgir por la atención, porque cuando estamos atentos hay silencio, hay un silencio porque el yo deja de existir prácticamente, siendo el yo la causa de la dualidad y, por lo tanto, la causa de la separatividad, y si hay separatividad no podemos hablar de amor, ¿verdad? Entonces, vivamos atentos, apercibidos, de una manera tan potente que a partir de nosotros y buscando cualquier otra parte fuera de nosotros exista reciprocidad y unidad, y esto sólo existe cuando existe una gran pasión de vida en el ser que lo lleva a amarlo todo, a sentirlo todo y a experimentarlo todo con la mente muy atenta, entonces, hablaremos; cuando la mente esté muy atenta y apercibida, cuando haya logrado el sentimiento vivo de continuidad en el tiempo, cuando todo esto sea ilusorio por cuanto ha desaparecido del campo perceptual del yo, entonces, dejará de existir la dualidad, la polaridad y la soledad, hablaremos entonces de amor no antes.
Interlocutor.—Una palabra nada más, para ratificar lo que dice nuestro buen amigo Vicente, para decir que etimológicamente también se da esto, es decir, muerte viene de “mor”, si le ponemos la “a” delante es el amor.
Vicente.—Exacto.
Interlocutor.—Yo creo que en la charla de hoy, al menos yo tengo la visión de que es en esta vida donde nosotros vamos trazando, o sea, el karma de nuestra próxima encarnación, o sea, vamos redimiendo karma en nuestra vida actual, ahora, siempre decía que nos estamos trazando la próxima vida, o sea, que lo que tú decías del desprendimiento de los átomos, yo creo que viéndolo de una manera muy sencilla, creo que se puede considerar como un paquetito en el que queda depositado lo bueno y lo malo y cuando tenemos que redimir, pues este bueno y malo se nos va ¿no?
Vicente.—Exacto. Nadie nos da ni nadie nos quita, la ley es justa, de la misma manera que el nacimiento y la muerte son iguales, que es la polaridad de la vida.
La vida debe manifestarse en una polaridad, tiene que haber manifestación cíclica en el tiempo, porque no podemos hablar del silencio de los Dioses y después de aquello que ocurre, después de los cien días de Brahma o del gran Pralaya, del cual nos habla el sentido místico del esoterismo más profundo.
Darse cuenta de que hay una similitud entre el Pralaya y los silencios que podemos experimentar en la vida, porque cuando la persona está muy atenta —y reincido en esto porque es muy interesante—, no existe la conciencia del yo inferior, existe una atención y decir atención simplifica o define muy bien el sentido de síntesis, estamos sintetizando, si estamos sintetizando significa que estamos dejando la mente desguarnecida, ¿de qué?, de cualidades mentales, ya que la mente refleja aquello que quiere reflejar el pensador, es una panorámica que puede contraerse o extenderse a voluntad, no es un hecho real, creamos la mente al pensar y al dejar de pensar la mente no existe, pero como siempre estamos pensando tenemos la mente, como siempre estamos sintiendo tenemos el cuerpo emocional, y como tenemos deseos de vivir tenemos el cuerpo físico. Entonces, la programática de la vida espiritual o esotérica es hacer aquello que preconizaba Sócrates a sus discípulos, de ver todo cuanto realiza el individuo aparte de sí mismo, atento pero aparte; lo que hace Krishna con respecto a Arjuna, Krishna como gran Señor Creador del Universo y Arjuna como una pequeña fracción de karma del propio Krishna, después de llenar el Universo con un pequeño fragmento de mí mismo
Yo persisto aparte por completo de mi obra...
Entonces, el proceso de la recapitulación es el proceso que enseña al individuo a liberarse de la conciencia del yo con respecto a sus vehículos, se da cuenta de que tiene un traje que se va a poner cuando tenga necesidad de él, de un mecanismo de trabajo, y si ahora en vida estamos haciendo una separación inteligente entre el yo y sus mecanismos de expresión iremos muriendo un poco cada día, porque lo que muere no es el yo, tengamos presente esta idea, sino que está muriendo aquello que ya no sirve para un trabajo específico del Alma, y hay que aceptarlo como una bendición.
Ahora bien, hay una ley de preservación de la especie, bien, utilicemos creadoramente ese sentido de preservación de la especie, cuidemos nuestro cuerpo, hagamos todo cuanto sea necesario sin llegar a venerarlo como un becerro de oro, dándole lo que necesita, ni más ni menos, ni menos ni más, y no que sea el rector de la conciencia como ocurre habitualmente, y lo mismo con el plano emocional y con el plano de la mente. Si desde el momento en que estamos enfrascados en algo importante dejara nuestra mente de actuar porque está enfrascada en algo interesante utilizará el pensamiento y la mente ni se dará cuenta, porque el yo está ausente, está completamente inmerso en la acción, es decir, que el yo, el sujeto y aquello que está observando el objeto se han convertido en una misma cosa, esto contesta en parte a lo que decía la señora, si la mente de la persona está dentro del corazón de la otra no hay separatividad, hay separatividad cuando existe un desenfoque total entre una persona y la otra, y es el caso más generalizado desgraciadamente.
Interlocutor.—Un iniciado que esté en la Tierra, o sea, en cuerpo físico, si una persona allegada y querida, también espiritual, hace ese traspaso de la muerte ¿cuál sería su reacción?, sería de una real tranquilidad porque sabe que ese ser ya no necesita ese cuerpo y sabe que esa Alma sigue viviendo y, por lo tanto, sabe que puede seguir conectándose con ella o es posible que incluso esta persona se afecte relativamente ante esta separación de aquella materia que en cierta manera la ha tenido al lado y ayudado en ese plano puramente físico.
Vicente.—¿Hablas de un iniciado?
Interlocutor.—Sí, sí, de un iniciado.
Vicente.—Depende de la iniciación.
Yo creo que todos tenemos una pequeña iniciación, los que estamos aquí. Ahora bien, cuando hablamos de un iniciado,
hablamos de un iniciado de la 3ª Iniciación, significa que ha dejado el cuerpo físico, el cuerpo emocional y el cuerpo mental, es aquel misterio de la Iglesia cristiana de la liberación de la Ascensión al Monte Tabor de la Conciencia, la Transfiguración, técnicamente descrita, en el cual el Cristo lleno de luz está en el Monte Tabor y debajo de sus pies están los tres cuerpos, los cuerpos de sus discípulos dormidos, que simbolizan sus cuerpos, el físico, el emocional y el mental.
Siempre veremos la programática del tres en la vida del ser humano; entonces, el iniciado de la 3ª Iniciación, el iniciado de la 1ª y 2ª Iniciación —para que tengamos una idea más certera de lo que es un iniciado—, puede pasar directamente, sin ninguna recapitulación, por un proceso de recapitulación diaria que realiza, es decir, ¿por qué recapitulamos?
Porque sabemos que hacemos actos buenos y actos malos, y hacemos una separación entre los unos y los otros, pero ¿qué ocurrirá cuando el ser humano no haga mas que actos correctos?
No tendrá necesidad de recapitular, porque entonces tendrá acceso a la continuidad de conciencia.
Puedo decir que un iniciado de la 1ª Iniciación tiene continuidad de conciencia hasta el plano atómico del plano físico, que un iniciado de la 2ª Iniciación tiene continuidad de conciencia en el plano físico y hasta el nivel subatómico del plano astral, y que un iniciado de la 3ª Iniciación posee estas dos más la del cuerpo mental, entonces, tiene a los tres cuerpos gobernados sin opresión, no oprimidos, los tiene simplemente gobernados, y encima está triunfando el Cristo Cósmico.
Ahora bien, si hablamos de iniciaciones superiores tenemos que ascender hacia arriba en la escala de los planos de la naturaleza, buscando la actividad, por ejemplo, de la Tríada espiritual de Atma, Budi, Manas superior, y todas estas cosas que hemos aprendido esotéricamente; lo que hay que enseñar es algo muy importante, que al llegar al plano monádico, cuando se ha liberado el Ángel Solar, cuando el ser humano se ha convertido en un Maestro de Compasión y de Sabiduría, posee una actividad creadora en los cinco planos de la naturaleza y desde el plano monádico puede crear a voluntad su propio cuerpo de expresión, el esotéricamente llamado LLiinnggaa--sshhaarrîîrraa, puede crearlo a voluntad, entonces, puede cogerlo y recogerlo a voluntad y siempre puede mediar, posee un dominio tan tremendo de los éteres del espacio, de la materia y de las leyes que rigen todo el contenido universal, que puede hacer lo mismo que hace Dios el Creador, puede crearse sus propios cuerpos como Dios crea su propio Universo, y cuando el Logos deje de prestar atención al Universo también vendrá una inhalación de la SuperAlma Universal, y a través de unos planetas que son los responsables de los átomos permanentes de los Logos solares, irá también a refugiarse en ciertos planos causales de remota y desconocida procedencia más allá de nuestra inteligencia actual.
Pero, lo que implica es que el dolor que la persona siente al morir un ser querido prácticamente ha dejado de actuar en el iniciado de la 3ª Iniciación, y en las otras dos sólo muy vagamente, muy vagamente diría yo, porque tiene una continuidad de conciencia y esta continuidad de conciencia hace que el iniciado traspase los planos sin necesidad de detenerse, como tiene que pasar el Alma, porque hemos hablado de un proceso de recapitulación en ese subplano, pero tiene que darse cuenta que tiene que ir ascendiendo hacia arriba buscando este ajuste, y que solamente en los átomos permanentes quedará la esencia, no todas las memorias, la esencia, porque con aquella esencia viene a ser como la esencia que conocemos en perfumería, muchas miles de flores o de rosas o de claveles dan una sola gota de agua, esto es la condensación de la actividad de muchas rosas, y es lo mismo en el plano causal cuando se trata de los átomos permanentes, que parece una cosa muy difícil de aceptar porque está en otra dimensión, pero presentado científicamente puede resultar, porque a menos que ustedes me digan lo contrario, tenemos una capacidad de recuerdo que no sabemos por dónde viene ni a dónde va, simplemente recordamos los hechos, ¿de dónde provienen los recuerdos del pasado y cómo por esto proceso voluntario o involuntario de memorización podemos traer al presente hechos del pasado? Bien, la recapitulación se puede hacer en vida, y por lo tanto en vida podemos empezar a morir, empezando también a simplificar.
Interlocutor.—Si la muerte es continuación del sueño diario, ha sido un error y sigue siendo el error del ser humano, ¿no llegará el momento no muy lejano en que esto lo tomemos muy sana y llanamente tal y como si fuera un sueño, como una terapia, como una especie de solución al problema de crisis actual de muerte, de comprensión en el mundo, en vez de renunciar el individuo para llegar a esa armonía que comprende lo que tiene que hacer?
Vicente.—Naturalmente, tiene que llegar el momento en que el problema de la muerte al ser simplificado deje de ser un problema. Es un problema porque a la idea de la muerte hemos añadido una serie de ideas que no tienen nada que ver con la muerte y sí con el temor a la muerte, que no es lo mismo. Por lo tanto, el proceso es una explicación racional, y yo creo que con el tiempo —yo no doy una regla fija en el tiempo porque no la tengo, porque pertenece al karma de la humanidad—, llegará un momento en que la muerte sea un símbolo de vida.
Por ejemplo, creo que el Maestro Djwhal Khul dice en uno de sus escritos, que llegará un momento en que podremos conversar con los muertos o desaparecidos a través del teléfono o de la televisión, utilizando métodos científicos como utilizamos hoy la televisión en color; por lo tanto, cuando existan una cantidad suficiente de seres humanos que posean vista etérica y que vean el proceso de la muerte, será fácil de ver como clara la idea de que la muerte no es la muerte sino que es un renacimiento en otra existencia, en otra vida, en otro plano y que, por lo tanto, es una liberación.
Es como salir —la idea que nosotros tenemos de la muerte, es lo que dice el Maestro Tibetano precisamente— de una habitación iluminada con los seres queridos y pasar a algo que es negro para nosotros, desconocido, que nos causa zozobra y temor, y sin embargo, el nacimiento es lo que es motivo de sufrimiento, porque entonces el Alma se encadena a sus vehículos de expresión en el tiempo, en tanto que la muerte es la liberación de todo aquel conglomerado de elementos que nos han hecho sufrir en el tiempo.
Analizaremos más detalladamente, en conversaciones posteriores, el problema de la muerte visto desde el punto de vista de una experiencia personal e íntima, para que nos demos cuenta de que realmente la muerte es un sueño, pero más extraordinario, más maravilloso, hasta llegar a un punto en que la muerte deje de hacernos sufrir, porque realmente cuando una cosa se comprenda plenamente existe entonces dentro del corazón un ímpetu espiritual que hace que nos borre todo cuanto hay acerca de la muerte y acerca de lo que está relacionado con la muerte y que todavía tiene asidero en la conciencia del hombre.
Leonor.—A mí me gustaría que hablaras, por ejemplo, sobre esto de que a finales del siglo XXI podríamos conectarnos con los seres que nos han pasado delante, y que hablaras si este proceso es un proceso que solo se explica para dar una ilusión a los que aun estamos aquí o bien si será útil para los que están allá, porque yo creo que es atraerlos, si por ejemplo, es una parte astral de ellos mismos no nos servirá para nada verlos ni hablarles, y si fuera la parte superior de ellos mismos es entorpecer su camino, entonces, yo quisiera saber ¿qué adelanto sería poder conversar con un ser querido que se ha marchado ya?, ¿qué parte de él es con la que se podría poner en contacto con nosotros o bien si verdaderamente era la parte superior del mismo, aquella parte que sabemos que ha pasado por todo esto, entonces, le hacemos retrasar su evolución o cómo es?, porque me extraña esto de que el Maestro dijera que podríamos hablar con los seres desencarnados, en este caso yo pienso que es hacerlo retroceder.
Vicente.—No, de ninguna manera, siempre y cuando no sea una invocación sino que sea un contacto. Habitualmente existe —Uds. lo saben— la invocación de los difuntos, para mí es una práctica negativa y antikármica, va contra la ley, toda persona que invoca a un difunto atenta contra una ley de Dios, está atentando contra la autonomía de este ser en el plano astral. Cuando hablamos de contactos astrales son aquellos contactos que podemos establecer cuando tenemos establecida una continuidad de conciencia. Cada vez que vamos a dormir soñamos, vemos personas, vemos situaciones, vemos hechos, ciudades, países..., y aquello existe en el plano astral o es una visión astral del mundo físico, porque, en cierta manera y hasta cierto punto, el plano astral es el plano físico con más grandiosidad de oportunidades. Y lo mismo pasa con el plano mental, no mirando el proceso con una mente tridimensional “de hacia fuera” sino hacia adentro. Esto es lo que hay que tratar de buscar primeramente, entonces, la invocación es negativa y el contacto es positivo.
Hay también la idea de que el ser humano, después de un proceso de restitución, es decir, que pasa de un proceso kármico de acumulación de valores en el tiempo y tratando de preservar esos valores, que debe desaparecer a través de la línea de la muerte, y entonces, tiene que culminar el proceso en una amplitud mayor que llamamos plano astral, donde existe un campo de experiencia para el Yo, para el Alma, con comunidades sociales como en el plano físico, con contactos específicos entre personas, con aquellos seres que nos aman y hemos amado, todo está allí condensado, hasta que llega el momento en que el Alma decide aumentar el ritmo de vibración de su propia conciencia y penetra en aquel estado técnicamente definido como de DDeevvaacchháánn. El Devachán es el cielo de las Almas, es cuando ha agotado el deseo de vivir y penetra en una dimensión superior donde aparentemente todo cuanto piensas se está realizando, así que por lo tanto no hay problema de adaptación, ni problema de esfuerzo. Y al pasar este punto es muy interesante comprender que nunca nos hemos encontrado solos a través del tiempo, y que hemos nacido y muerto —o dejado el cuerpo— durante muchos millones de años, utilizando cada vez cuerpos más estilizados a partir del reino animal, desde que el hombre empezó a tener uso de razón o de autoconciencia hasta la mente más preclara del mundo civilizado moderno; es una extensión en el tiempo y el espacio de las cualidades del Dios en el ser humano. Y naturalmente, el iniciado está libre de Devachán, por una razón muy sencilla, porque ya en vida conoce la felicidad de la unión con la Divinidad, pero el hombre no conoce la fruición del iniciado ante la vida ni la comunicación con el ser supremo que llamamos Dios, entonces, la propia justicia de Dios crea el Devachán, y cada persona tiene su propio Devachán, siendo éste Devachán allí donde vive y realiza todo cuanto en vida no pudo realizar, agota el deseo de vivir y cuando renace es con otro deseo de vida, más sutil, con más experiencia, con más potencia creadora.
Interlocutor.—Por favor, si podría aclarar esto de los tres días sagrados, si por casualidad tiene alguna relación con los tres puntos de crisis.
Vicente.—Sí, había olvidado este punto. Naturalmente que hay una relación entre los tres días sagrados y las tres etapas de recapitulación después de la muerte; ustedes saben que cuando piden la verificación de la cremación de un cadáver hay que esperar tres días y esto es simbólicamente un día para el cuerpo físico, otro para el emocional y otro para el mental, pero, el darnos cuenta de que estos tres planos son subsidiarios el uno del otro, al decir tres días nos estamos refiriendo a tres etapas, porque hay que señalar que hay personas que mueren, aparentemente están muertas y están cinco y seis días enterradas, y cuando se dan cuenta de la situación ya no hay tiempo, es decir, que los tres días son simbólicos y que representan las tres etapas de la recapitulación. Cuando se dice que Jesucristo descendió a los infiernos y estuvo tres días entre los muertos, se refiere al proceso de recapitulación, pues desde el ángulo de vista esotérico son tres planos de muerte para el Alma, aunque cada plano es su propia determinación y en su propia vivencia es vida plena.
La gente no sé por qué, pero tiene otro sentido de valores y ha cogido los tres días que Cristo desciende a los infiernos para ascender después con su gloria manifiesta a los cielos, comunicándose con estos tres puntos de crisis del Alma al memorizar, puede ser que haya establecido los tres días en el mundo físico para quemar un cadáver antes de que exista la posibilidad de que la vida esté todavía dentro del cuerpo. Insisto, son etapas, son puntos de crisis, no son tres días.
Interlocutor.—¿A medida que se van moviendo las formas geométricas hacen un color?
Vicente.—Naturalmente, todas las formas geométricas según su disposición etérica, según su red —sea la red que sea— da un color definido, vamos a apreciar por ejemplo un color rojo, ese va a ser un cuadrado, y hay colores sublimes que responden al círculo o a la esfera, es algo que viene por clarividencia, viene por intuición. Una persona ve colores, llegará un día que al propio tiempo que vea el color oirá una melodía y verá una forma geométrica, ¿se dan cuenta?, o según el plano en que observe la persona, o bien verá una forma geométrica, y automáticamente aparecerá un color y oirá un sonido.
Y esto naturalmente viene porque la persona está dispuesta y capacitada para percibir en un espacio cuatridimensional o quintidimensional, formas, colores y sonidos. A medida que se acerca al Creador la forma es más sublime —la forma geométrica me refiero— el color será más sutil y el sonido más perfecto.
Podría decirles que cuando un músico está inspirado y se pone en contacto con el cuerpo búdico, si examinamos el proceso desde el ángulo de la clarividencia causal, veremos que está absorbiendo una cantidad impresionante de formas geométricas, y al pasar por su corazón se transforman en las notas de la música, es una melodía; pero, todo está en la naturaleza, y todo viene a través del cuerpo etérico, de ahí la necesidad de que el cuerpo etérico esté siempre radiante, esté puro y que la conciencia sea humilde, porque no habrá revelación si no hay humildad, y la iniciación es un efecto producido por una serie interminable de actos de humildad en la existencia, y somos poco humildes ¿verdad?, y todos queremos vernos dioses de la creación.
Interlocutor.—Entonces, ¿el cuerpo etérico es que el hace contacto con el éter cósmico?
Vicente.—Sí, bueno, es que es del éter cósmico que una parte la persona se apropia su propio campo etérico, es decir, que la naturaleza del éter del cuerpo físico, por ejemplo, del cuerpo etérico-físico que es el que se manifiesta como campo magnético, que forma parte del cuerpo planetario etérico, lo mismo que el campo astral, el cuerpo astral de un hombre —salvo las limitaciones— forma parte del cuerpo astral de la Divinidad; y el cuerpo mental de un hombre forma parte del cuerpo mental de la Divinidad, teniendo en cuenta que la mente del Creador engloba todas las mentes humanas, y estamos tratando ya de buscar la mente de la Divinidad.
Interlocutor.—En la dualidad del ser humano, el karma está ahí y no está, puede ser un karma que no haya influido por ser espiritual, pero sí el material, el karma planetario, o sea, existe; la humanidad tenemos un doble karma, espiritual y material, entonces ¿serán dos karmas o está entre dos karmas, como es esto?
Vicente.—No, no, un karma que abarca toda la totalidad de los cuerpos sujetos a karma. El karma humano corresponde al cuerpo físico, al cuerpo etérico, el éter que condiciona, es señalado con esta línea azul (Vicente lo representa en pizarra) que he dejado un espacio para que vean el aura que llena una cosa y contrae, lleva hacia el cuerpo físico las energías causales, a través de..., pues bien, todo el karma, empezando por el mental, el emocional, el etérico-físico es el karma humano.
Si pudiésemos hablar de karma en un reino diríamos que el cuadrado o que el cuerpo físico o que lo que es el elemento mineral constituye el karma del reino mineral, y que toda el agua contenida en los mares forma parte del reino vegetal, hay unificación en este principio; y que el karma del reino animal también tiene su karma, ya tiene más progresión hacia el mundo de las causas, pero solamente al llegar al reino humano el karma se hace inteligente, entonces, cuando ha llegado el karma humano a ser consecuente de su propio karma empieza a entrever el karma de Dios, no es que existan dos karmas, sino que es más vasta la esfera del karma.
Interlocutor.—Es más consciente.
Vicente.—Exacto.
VOLVER A SER..