Dejemos de soñar y vivamos el sueño. No necesitamos preocuparnos por lo que va a ocurrir después. Siempre hay un después. La vida no comienza ni acaba: inmutable -se mueve momentáneamente - dura.
Somos eternos en la Unidad con el Todo.
Lo mismo que a la luz ningún número de imágenes proyectadas pueden agotarla, así también la vida llena cada forma hasta el borde y vuelve a su fuente, cuando la forma se deshace.
Así como el agua siempre encuentra su cauce, y si hace falta se filtra, para encontrar el camino de vuelta a casa. El retorno a lo que somos, eso es lo que buscamos. No lo sueñen, atrévanse con entusiasmo a perseguirlo.
Practica Baraka...
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