Adoro la fuerza ineludible del cansancio.
Cuando los párpados ceden al peso del día (de la vida),
y van cerrándose.
Entregándose a la orden de descanso.
Siempre lucho un rato. Forzándolos a abrirse.
Sintiendo y observando este "irme" de la conciencia.
Como una despedida agradecida.
He ensayado tanto la muerte que el día que llegue (si me avisa)
será el más dulce darme al despertar definitivo.
Buenas noches Amor Es.
Yaneth Pérez
vi
v
e
Baraka
vi
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e
Baraka
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