"Cuando el cielo quiere salvar a un hombre, le envía amor" Lao-Tse. Que el amor sea tu única guía, sin mapas, sin dogmas, sin maestros, sólo amando...
Sospecho que hoy empiezo a Ser Canción, si seco un llanto. Y la canción con alma echó a volar y desde entonces los dos, vivieron más despacio, a pesar de su tiempo y de su espacio. Y un día como lluvia, ellos caerán y mojaran todo y su misterio crecerá verde sobre el mundo" Silvio Rodriguez.

martes, 28 de enero de 2014

Pentesilea: El arquetipo de la guerrera (Parte I)




Las valquirias constituyen una de las más conocidas imágenes de la mujer guerrera y son símbolo de la conjunción de hermosura y fiereza.

En la mitología escandinava, las valquirias son vírgenes guerreras al servicio de Odín, cuya misión es la de reclutar a los mejores guerreros caídos, para que en el Ragnarok combatieran de su lado. Es una de las más conocidas representaciones del mito de la mujer guerrera y, como tal, ha trascendido a otros campos en numerosas ocasiones.

Las valquirias son disir, deidades femeninas menores comandadas por Freija, diosa mayor de la mitología germánica relacionada con el amor y la belleza, pero también con la guerra. En nórdico antiguo, su nombre quiere decir “las que eligen a los caídos en batalla”, y es que esa era su misión: reclutar a los mejores guerreros después de muertos, para llevarlos al Valhalla, la fortaleza del palacio de Odín en la que entrenarán y esperarán a la batalla del fin del mundo. Además, las valquirias sanarían con sus poderes a estos "einherjar" y los deleitarían con hidromiel y con su belleza. 

De esta forma, el papel de las valquirias es fundamental en la mitología escandinava, ya que forman parte de su eje central, el conflicto entre el orden y el caos, conceden el premio a la valentía guerrera y confeccionan el ejército que equilibrará la batalla del Ragnarok, aunque será inevitablemente derrotado.Dependiendo de las fuentes consultadas, puede entenderse que las valquirias eran originalmente las sacerdotisas de Odín que ejecutaban a prisioneros a modo de sacrificios, que eran deidades de ascendencia desconocida, que eran hijas de Odín o que en verdad eran mujeres guerreras lideradas por una princesa con algunos poderes sobrenaturales. 

En el arte moderno, las valquirias aparecen como hermosas doncellas que cabalgan sobre caballos alados y portan yelmos y lanzas. Sin embargo, algunas traducciones de las Eddas nórdicas (recopilaciones de mitos) llevan a pensar que sus monturas son en realidad terribles lobos. Sí hay cierto acuerdo, en que las valquirias sobrevuelan los campos de batalla para encontrar los cuerpos de los guerreros elegidos. 



Valkyrie-Portrait-norse-mythology




“Cuantas cosas se agitan en el corazón de las mujeres que no son para ser mostradas a la clara luz del día”


Pentesilea de Heinrich Von Kleist (Alemania, 1777-1811)


“Los héroes de Kleist, conciencias inestables situadas entre mandamientos inseguros que se excluyen mutuamente, pero que exigen obediencia incondicional, se despedazan a si mismos. 
No es un espectáculo agradable. Comienza la modernidad”

Christa Wolf, La Pentesilea de Kleist. (1982).

Dramaturgo alemán, cuya descripción de las tribulaciones de la humanidad ante los deseos que no puede satisfacer hicieron de él uno de los más notables dramaturgos alemanes, a pesar de su corta carrera. Nació en Frankfurt del Oder en una familia de militares. Después de siete años en el ejército prusiano, Kleist se pasó el periodo 1799-1810 estudiando derecho y filosofía en Frankfurt, como funcionario en Berlín y Königsberg y viajando por Europa. También escribía, estaba muy influido por el romanticismo, especialmente por su filosofía, y muy interesado por la actividad inconsciente de la mente humana. Los temas fundamentales de su obra, reflejo de sus preocupaciones vitales, son su lucha por conciliar el destino con la individualidad, el conflicto entre emoción y razón, y la toma de conciencia de que todo conocimiento es ilusorio. 

Entre sus obras teatrales más importantes se encuentran la tragedia La familia Schroffenstein (1803), el popular drama romántico Catalina de Heilbronn (1810), la comedia El cántaro roto (1806) y la obra patriótica El príncipe de Homburg (1811), que nadie en la Alemania ocupada por los ejércitos de Napoleón quería estrenar. En la revista Phöbus, de la que fue cofundador, publicó algunos poemas, la tragedia Penthesilea (1808), y la novela corta Michael Kohlhaas (1808). Sus ocho mejores novelas cortas -entre las que se encuentra La marquesa de O- se publicaron en Cuentos (1810-1811). Fundó un periódico patriótico, Berliner Abendblätter, en 1810, pero fue prohibido en 1811. Sin trabajo, editor ni productor, y deprimido por la ocupación francesa, Kleist se suicidó en compañía de su amante en 1811 cerca de Berlín.


Dentro de la Psicología analítica el Símbolo, es lo que visiblemente nos da cuenta de la presencia de los arquetipos. Lo que para Freud es lo reprimido, Jung lo lleva más allá en cuanto sus posibilidades creativas. El símbolo trasciende la historia personal, es decir, toma contacto con la totalidad del inconsciente colectivo. 

“El símbolo manifiesta que en el inconsciente existen factores dinámicos que se enfrentan, luchan, se modifican y nos señalan caminos de transformación y evolución humana; este dinamismo encuentra relación con el mito y por lo mismo expresa que esas representaciones arquetípicas constituyen la fuente primera de acceso a ese inconsciente colectivo homogéneo por ser este común a todos los humanos.” 


Es a través del símbolo y del mito que se puede hacer lectura del sueño.


El Arquetipo es estructural, innato, a priori e inmediato. Cumple una función de puente entre la energía vital y las representaciones significativas. 

En la separación de consciente e inconsciente aparece una imagen que proviene del inconsciente, luego aparece la idea y finalmente se llega al concepto. 


Dice Jung que “la fuente principal de los arquetipos son los sueños y que los arquetipos son el modelo paradigmático del comportamiento instintivo. Hay tantos arquetipos como situaciones típicas en la vida una repetición interminable ha grabado esas experiencias en nuestra constitución psíquica como formas sin contenido.” 

Imágenes arquetípicas: Para Jung son formas o imágenes de naturaleza colectiva que toman lugar en toda la tierra, constituyen el mito y al mismo tiempo son productos autóctonos e individuales de origen inconsciente

Lo inconsciente colectivo: es la vida genealógica psíquica desde sus inicios, es la precondición y el suelo natal de todo acontecimiento anímico inconsciente; es decir, es esa memoria común a toda la humanidad.

Daimon: Los romanos lo llamaban el genius, los griegos el daimon y los cristianos el ángel, en Egipto podría haber sido el Ka o el ba. Para los chamánicos, espíritu, el alma libre, el alma animal, al hálito anímico. En diversas culturas el daimon aparece como el alma a pesar de que daimon significa demonio, pero este visto como una fuerza o energía que no necesariamente es destructivo.

Mito: Es la expresión anímica donde se manifiesta el drama humano. Es su soporte simbólico, aquello de lo cual lo humano aprende de si mismo. 

Para Campbell, el mito es la entrada secreta por la cual las inagotables energías del cosmos se vierten en las manifestaciones culturales humanas.




Con respecto al mito Jung se expresa: 

“todas las épocas anteriores a la nuestra creyeron en los dioses de una manera u otra. Sólo un empobrecimiento simbólico sin igual podría llevarnos a redescubrir los dioses como factores psíquicos, o sea, como arquetipos del inconsciente… 

El cielo se ha convertido en un espacio vacío para nosotros, 
en un agradable recuerdo de cosas que una vez fueron. 

Pero nuestro corazón se agita 
y hay una secreta inquietud en las raíces de nuestro ser.” 




Pentesilea: El Arquetipo




Una amazona es una mujer guerrera; una hembra concebida para la batalla; una espina acerada entre las amantes, las madres o las esposas. 

"Sus huestes llegan a vengar la muerte de Héctor, y Pentesilea es herida mortalmente por Aquiles (Homero)

Las amazonas eran la antítesis de lo que los helenos consideraban debía ser la mujer.

Pentesilea es lunar, de sublime belleza y al mismo tiempo arrogante y guerrera. Todo en ella es contradicción, un cúmulo de tensiones en conflicto: como reina, debe acatar la ley: debe buscar el amor en la lucha sin elegir al enemigo que perpetuará su raza. La amante está sometida a una ley más implacable, la del corazón.

Pentesilea solo responde a la brújula de su instinto: se refugia en un estado casi de sonambulismo, que la arrastra de una metáfora cósmica de su anhelo hasta la ternura lírica y casi infantil."






La guerrera se distingue de las demás mujeres con más virulencia que los guerreros se distinguen del resto de los hombres. Ella es la única capaz de asumir la soledad de su alma aún en las condiciones menos benignas, porque sabe desde muy joven que no habrá hombres ni naciones que puedan domesticarla. 



Su espíritu siempre será un animal salvaje 
y sólo a sí misma entregará su existencia. 



La maternidad no está exenta de los objetivos de una guerrera, pero el fruto de su vientre nunca será un ser colmado de mimos y caprichos; las amazonas parían guerreros y guerreras como ellas y cuando tocaba volar, ellas mismas cortaban las ramas para que sus vástagos desplegaran las alas contra el miedo.




En las latitudes septentrionales, entre los vientos y las tormentas del más allá, aguardan las walkirias: vírgenes guerreras que rescatan el alma de los soldados muertos en las batallas. 

Se dice que las valquirias se acercaban a los héroes agonizantes para darles el beso de la muerte y así poder transportándolos al Valhalla, el paraíso de los héroes. Una vez en el Valhalla se convertían en guerreros de Odín, los cuales lucharían a su lado en la batalla del fin del mundo. 

La morada de las valquirias se llama Vingólf, la casa de las ninfas. Se dice que este edificio cuenta con 540 puertas, a través de las cuales podían entrar los héroes caídos, para que las semidiosas los curasen o bien para que las pudieran ver y al mismo tiempo beber hidromiel.  

Al igual que las amazonas, las walkirias obedecen a sus propios designios y como contrapartida a las protectoras vestales romanas, no sacrifican su sexualidad en favor de sus poderes espirituales. 

Las walkirias no se entregan, carecen de instinto de pertenencia a otro grupo que no sea el de sus hermanas, cabalgan entre éste y el Otro Mundo sin más intereses que acompañar a los ejércitos en la guerra. 

Amazonas y walkirias son, aparentemente indestructibles, pero su punto débil está, como no, entre esos mismos que luchan contra o a favor de ellas. 


Encarcelar a una guerrera en las cuatro paredes de un hogar familiar, rodearla de parientes y someterla a las obligaciones de una casa es, prácticamente, acabar con ella. Otra cosa es que sea ella quien asuma el mando, sola o en familia, así surgieron Leonor de Aquitania, Isabel I de Castilla o Catalina la Grande de Rusia; pero dónde el alma de la guerrera se manifiesta de forma más pura es a través de las fascinantes personalidades de Hypatia de Alejandría, Elizabeth I de Inglaterra, Juana de Arco, Agustina de Aragón o María Pita. 


No habrá nunca peor enemigo para una guerrera que ella misma y, sin duda, la pasión hacia otro de su misma especie puede allanar la senda de su victoria, pero también la de su autodestrucción.



Mujer Dragón-Entre dos Mundos





A toda mujer perdida en los fríos desiertos del amor imposible o inexistente, del abandono o la subyugación; a toda mujer doliente por la pérdida y atrapada en las brumas de la soledad o el fracaso, el arquetipo de la amazona o la walkiria recomienda que limpie sus lágrimas, se ponga en pie, saque brillo al casco, la armadura y la espada y avance frente al mundo como lo haría la reina de las amazonas. 

Sin miedo y confiando en sí misma como mejor protección contra las adversidades.

Obra: La pureza de la sombra




Los arquetipos se manifiestan en todos y cada uno de nosotros a poco que los invoquemos y detrás de toda mujer, por débil, sola y atrapada que se encuentre, hay una guerrera aguardando a ser llamada a la victoria.

Las Valkyrjas eran consideradas como divinidades del aire. También se las llamaba doncellas de los deseos. 

Las valquirias, como guerreras, comparten el protagonismo mitológico con las amazonas de la tradición clásica. 

Éstas eran una tribu hipotéticamente asentada en la antigua Escitia, cerca del Mar Negro, y compuesta únicamente por mujeres cuyas actividades principales eran la guerra y la caza. 


Muchas son las valquirias que protagonizan algunos de los mitos nórdicos y sus nombres suelen ser acordes a sus características. 



- Brynhildr o Brunilda, personaje del Cantar de los Nibelungos, entre otros: “guerrera morena”.
- Hilda: “guerrera” 
- Gunnr: “batalla”. 
- Sigrdrífa: “la que trae victoria”. 
- Sigrún: “conocedora de los misterios (o hechizos) de la victoria”. 
- Þrúðr es la hija de Thor y su nombre significa: “fuerza”, “poder”. 
- Skogul: “lucha” o “furia” 
- Hlokk: “estruendo de batalla” 
- Goll: “grito de batalla”




Jung dio con una serie de motivos típicos o estructuras básicas que subyacían bajo todas las formas de la imaginación y el pensamiento humano, en todos los tiempos y en todas las culturas conocidas.

Recuperando la tradición platónica, Jung denominó a estos modelos simbólicos fundamentales arquetipos, los constituyentes básicos de lo inconsciente colectivo. 

El Héroe, La Madre, El Padre. El Anima y el Animus, el Anciano Sabio y el Paraíso Perdido son algunos de los principales arquetipos identificados por Jung. 

La vasta y prolífica obra de Jung y de sus continuadores supuso la confirmación de esta hipótesis de un inconsciente colectivo, al evidenciar los arquetipos en todas las producciones culturales humanas, desde la mitología hasta los sueños del hombre moderno, desde la filosofía hasta el arte, desde el pensamiento religioso hasta la teoría científica. 

Los arquetipos, invariantes fundamentales de la consciencia humana, habían estado presentes en toda la historia, configurando nuestra imaginación y nuestras experiencias y concepciones de la realidad desde la profundidad de la psique colectiva. 

En otras palabras, los dioses no habían muerto, se habían trasladado al inconsciente. Porque expresado en lenguaje simbólico, los arquetipos son dioses, son los dioses mismos (los motivos numinosos dominantes) de nuestra imaginación. En psicología junguiana, la energía emocional de todo complejo refiere, en  última instancia, a un arquetipo. Todo complejo, de hecho, esconde en su núcleo a un arquetipo revestido emocionalmente (es decir, una pauta emocional universal de la psique humana). Expresado simbólicamente “un dios forma nuestra visión subjetiva para que veamos el mundo según sus ideas” En este sentido, “no es cierto que nosotros tengamos ideas, sino que más bien las ideas nos tienen a nosotros Tenemos que saber qué ideas, qué dioses nos gobiernan para que no gobiernen nuestros puntos de vista y nuestras vidas sin que seamos conscientes de ello.” (Patrick Harpur, El Fuego Secreto de los Filósofos, 2006)

Desde el punto de vista de la psicología arquetipal, un “dios” es simbólicamente, una perspectiva mítica, una actitud hacia la vida y un conjunto de ideas. “Los dioses están dentro… y están dentro de nuestros actos, ideas y sentimientos. No tenemos que aventurarnos a lo largo de los espacios estrellados, el cerebro de los cielos, o sacarlos de su ocultamiento con fármacos alucinógenos. Están ahí en las precisas maneras en que uno siente y piensa y experimenta sus humores y síntomas. Aquí está Apolo, aquí mismo, haciéndonos distantes y deseando formar ingeniosas ideas claras, distintas; aquí está el viejo Saturno, aprisionado en sistemas de juicio paranoides, maniobras defensivas, conclusiones melancólicas; aquí está Marte, teniendo que enrojecer el rostro y matar a fin de establecer un punto; y aquí está la ninfa del bosque Dafne-Diana, retirándose hacia el follaje, el camuflaje de la inocencia, suicida a través de la naturalidad.” (James Hillman, Puer Papers, 1979).

Principales arquetipos post junguianos:


El inocente
el Huérfano
el Vagabundo
 el Mártir
el Guerrero
el Gobernante
el Constructor
el Destructor y
el Bufón.



Obra: Los Perfectos.

En el Mundo de los Vivos

"HAZ EL AMOR Y NO LA GUERRA"
ODIN VUELA


“Todas las cosas devienen, se elevan y regresan. 
Las plantas florecen, pero solo para volver a la raíz. 
El volver a la raíz es como la búsqueda de la tranquilidad. 
La búsqueda de la tranquilidad es como un movimiento hacia el destino. Moverse hacia el destino es como la eternidad. 
Reconocer la eternidad es la iluminación y no reconocerla 
trae el desorden y el mal. 

El conocimiento de la eternidad hace al hombre comprensivo y la comprensión amplia su mente; la amplitud de visión trae nobleza

 y la nobleza es como el cielo.”




Música regalo de M.F.R.

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