"Cuando el cielo quiere salvar a un hombre, le envía amor" Lao-Tse. Que el amor sea tu única guía, sin mapas, sin dogmas, sin maestros, sólo amando...
Sospecho que hoy empiezo a Ser Canción, si seco un llanto. Y la canción con alma echó a volar y desde entonces los dos, vivieron más despacio, a pesar de su tiempo y de su espacio. Y un día como lluvia, ellos caerán y mojaran todo y su misterio crecerá verde sobre el mundo" Silvio Rodriguez.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Aceptación del Poder del Instinto que hay dentro de Ti

La luna, verdaderamente representa el gran principio de transformación por medio de las cosas que son inferiores. Aquello que es oscuro y frío y húmedo, que se esconde de la luz del día y del pensamiento del hombre iluminado, contiene también el secreto de la vida. Porque la vida se renueva una y otra vez, y cuando al fin, a través de sus repetidas experiencias, el hombre comprende, entenderá el significado interior que hasta el momento permanecía oculto en la verdadera textura del suceso concreto.

Por medio de LA ACEPTACIÓN DEL PODER DEL INSTINTO que hay en ella, renunciando a la vez a reclamar su posesión, la mujer obtiene una nueva relación consigo misma.

El poder del instinto dentro de ella se reconoce como perteneciente no a ella misma sino al campo inhumano de la diosa, a la que debe servir, para la cual su cuerpo debe ser una digna vasija.

Por esa actitud se transforma.

Ya no necesita el control convencional de su deseo egoista porque ha sido realmente transformado.

Lo que antes era "Quiero, debo tener" ha sido reemplazado por la capacidad de amar.

Y así la mujer en vez de ser una simple manifestación de la naturaleza, una sirena, renace como Ser Humano, Espíritu Humano.


Por medio del sacrificio en el templo, hieros gamos, la mujer se libera del dominio de su propio instinto inconsciente, de su anhelo y deseo de poder. Sometiendo su instinto en vez de pedir al hombre que se someta al suyo, se convierte en virgen.




En este ritual la mujer reconoce y afirma de la manera más enfática e irrefutable posible, que su sexualidad y los emolumentos que puede aportarte no son suyos, su posesión, sino que representan las demandas de la vida misma, que mana en ella y de quién es servidora; su cuerpo, su psique, no son más que el vehiculo para las manifestaciones de la vida. Esta es su sumisión al instinto. Hasta que se ha sometido de este modo no puede ser virgen en el sentido espilirtual del término y no puede estar unida a Eros, el principio femenino, el Magna Dea, que debe guiarla desde el interior.

Porque, como establecen ciertos escritos Gnósticos, sólo como una virgen pura puede el Espíritu del "hombre humano" lograr una unión con Dios "Divino".

(...) Cuando Parsifal llegó por primera vez al castillo del Grial estaba tan abrumado por el temor y asombro ante la misteriosa procesión del Grial, la Lanza y sus servidores , que olvidó preguntar por ellos. Gawain, igualmente, fue dominado por el sueño en el momento crítico, de modo que también él falló en preguntar su significado.

Aquí vemos que la comprensión es lo que libera de la parálisis de inconsciencia, porque ver las imágenes del inconsciente no es suficiente. Hasta que no comprendemos su sacrificio, permanecemos niños espiritualmente, sujetos al hechizo del destino, atrapados en la red de Isiss.

En los textos Orientales referentes al soma, la bebida de los dioses, que da al mismo tiempo la inmortalidad y la inspiración, se expresa la misma verdad.

En los textos Tántricos, también se dice que la evolución de la conciencia pasa por las regiones acuosas que significan desde la media luna hasta el sol y desde allí por el lugar del aire hasta la luna llena.

En estos textos se dice que aquel que alcanza la luna llena " ve los tres periodos y vive eternamente", la puerta a la gran liberación.
Los tres periodos se refieren al pasado, presente y futuro. Correspondes a los tres mundos de los mitos de la luna que se llaman el infierno, la tierra y el cielo. Se creía que las deidades de la luna dominaban en cada uno de los tres campos, y como hemos visto el dios o diosa luna estaba representado a menudo con tres aspectos o formas correspondientes a los tres campos sobre los que gobernaba la deidad. Sinn, el dios luna trino de Caldea era a la vez, Anu, Dios de las Aguas sobre la Tierra, Dios de la ESFERA CELESTE ENLIL O BEL, señor de la Tierra Celeste, Padre de la LUNA, Rey de las Tormentas, Señor de los Vientos; y también Ea, el Océanos Primario, a Antigua Serpiente, el Dios Pez o Leviatán. En términos psicológicos aquel que ha logrado alcanzar el campo de la luna llena o completa, ha obtenido conocimiento del incosnciente , como pasado fuente, origen; tiene poder en el mundo presente; y ha penetrado n el campo del futuro. En cierto modo se ha convertido en atemporal, trasciende los límites del tiempo. Ha obtenido la inmortalidad.

La inmortalidad prometida por la luna, sin embargo, no es una vida interminable en una ciudad dorada, donde no hay noche y donde todo continúa para siempre, sin cambiar, completamente revelado, bañado por una luz interminable. La inmortalidad prometida por la luna es algo de un carácter muy diferente. No es la continuación de un estado de perfección, sino que es una vida siempre renovada como de la propia luna, en la que menguar y morir son tan esenciales como volver.

En este mundo a todos los efectos el proceso de vida consiste en un aumento rítmico seguido de una disminución, y no un proceso progresivo en una sola dirección.

(...) Raramente reflexionamos cuán necesario es que todas las cosas deberían desgastarse y decaer. Olvidamos que no es en nuestras creaciones, en las cosas que hacemos, el orden establecido, sino en nuestro "funcionamiento", que la vida nos colma. 

Lo importante en lo que nos concierne personalmente es que cada uno debería crear algo que no existía antes, no para que algo nuevo exista en el mundo, sino para que, tomando una materia de la vida, que yace alrededor nuestro y soplando nuestra vida en ella y haciendo una creación viva, deberíamos descubrir el poder latente del creador que duerme en nosotros, porque esta es nuestra facultad más preciada por Dios.





Los Misterios de la Mujer (Esther Harding)


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