"Cuando el cielo quiere salvar a un hombre, le envía amor" Lao-Tse. Que el amor sea tu única guía, sin mapas, sin dogmas, sin maestros, sólo amando...
Sospecho que hoy empiezo a Ser Canción, si seco un llanto. Y la canción con alma echó a volar y desde entonces los dos, vivieron más despacio, a pesar de su tiempo y de su espacio. Y un día como lluvia, ellos caerán y mojaran todo y su misterio crecerá verde sobre el mundo" Silvio Rodriguez.

viernes, 16 de octubre de 2015

Júbilo: Soleá de los Cañaverales

"Por mucho tiempo pensé que la alegría era previa al amor. Pero no. Hay siempre una secuencia. Así como el amor responde a cuándo amar y a quién, la alegría responde al “para qué” de las cosas, de las relaciones, las situaciones que vivimos y, en última instancia de la vida misma. La auténtica alegría conectada es lo más cercano a la felicidad a la que todos los seres humanos aspiramos: el estado de plenitud en el que se manifiesta que nada falta en un momento determinado. Que todo es perfecto. Por ello, la alegría rige el espíritu y atisba la finalidad de todo lo que existe y sucede.

En “Ajuste de cuentos” (...), memorias autobiográficas de Mario Muchnik, se habla de “cruzar la línea de sombra y alcanzar el sosiego, riendo”.

El periodista y escritor Juan Cruz, en una profunda y jugosa entrevista explica: “Esas razones para seguir riendo se resumen en un nombre propio, su mujer, Nicole, y en un sentimiento, el amor. ‘Ella y yo somos uno, por eso río’”.  Y le atribuye una frase prestada de Hemingway: “Conoció la angustia y el dolor, pero nunca estuvo triste una mañana”.

Tal vez a una cierta edad sea más fácil alcanzar la plenitud de la alegría sosegada, porque se ha dejado de perseguir metas, se ha reconocido la propia sombra –cuando se ve no es tan monstruosa ni peligrosa-, y se puede agradecer cada día que amanece y cada hora vivida, como un regalo de la vida. 

Como cantaba Enrique Morente en la “Soleá de los cañavarales”: “Nadie hable mal del día hasta que la noche llegue; yo he visto mañanas tristes tener las tardes alegres; los pájaros eran clarines entre los cañaverales, que le dan los buenos días al divino sol que sale. Qué cosita más sensible: yo iba a pelear con la muerte y alcanzarla es imposible”.

Y así como el miedo sirve para establecer límites, la tristeza encuentra opciones, la rabia vitaliza y sanea lo insano, el orgullo descubre y transforma, y el amor motiva y une, la alegría revela abriendo caminos, eleva irradiando y nos renueva haciéndonos fluir y disfrutar, pues encontramos la certeza absoluta. Para ello es necesario la ecuanimidad de aceptar dolores y contratiempos sin estancarse en ellos. Camaron nos lo recuerda en una de sus canciones más populares: “Volando voy, volando vengo, por el camino yo me entretengo, ‘enamoraó de la vida, aunque a veces duela…”.



"Madre Luna soy...Madre de mis sueños y mi realidad! 
Cuerpo de tierra y Alma de sol". A.C.H





(...) Y esa alegría no ha de ser alimentada, forzosamente y siempre, por estímulos positivos externos, sino por los ojos del corazón cuando, como dice la canción, rugen de amor y, por ello, pueden ver belleza en cada instante y en cada circunstancia, con pasión y ecuanimidad, pero sobre todo con AGRADECIMIENTO.



“Una vez que la mujer consigue hacer suya su propia autoridad interior da un salto cuántico hacia la octava superior de lo femenino. Ello no significa que la vida se le haga más fácil, sino que el hecho de traspasar un umbral le permite entrar en otro vórtice de energía que hará emerger sus sentidos más sutiles: 

la intuición, la claridad interior y la sensibilidad hacia la vida.

Realmente toma conciencia de que la vida le habla, y su paisaje externo refleja el interno: la misma existencia se transforma entonces en su fuente de enseñanza, aportándole todo lo que necesita aprender, y es capaz de darse cuenta de que las personas y los sucesos con los que se enfrenta actúan continuamente como fieles espejos. 

Si necesita ayuda, esta mujer sabe que en su interior cuenta con una poderosa Fuente que le guiará; su corazón se abre más y puede ver con mayor claridad sus elecciones y las opciones de las que dispone. Le es posible cambiar con facilidad y rapidez, en lugar de hacerlo con dolor y lentitud, y su expresión adquiere mayor profundidad y consistencia, mucho más sentimiento y cualidad de ser.

Cuando comenzamos a entrar en ese delicado estado de gracia y experimentamos el poder, la potencia y la profundidad que conlleva el hecho de ser mujer, la única respuesta posible es inclinar la cabeza en silencio y expresar internamente nuestro agradecimiento.

La octava superior de lo femenino es la Gracia, la total rendición ante nuestro Poder Superior, y ella es la que domina. 

Ya no necesitamos depender de nada que provenga de fuera de nosotras para conseguir el bienestar, ya que nuestra profunda sumisión y liberación permiten que todo suceda. 

Por fin, la risa y la vida brotan desde lo más profundo de nuestro SER, pues hemos dado a luz a nuestro hijo: el Júbilo.

Cada vez somos más conscientes del fenómeno de la sincronicidad o “coincidencia significativa”, como le llamaba Carl Jung; estos momentos avalan nuestra seguridad de que nuestro ser interior está en armonía con algo más grande y lógico que nuestra mente consciente conoce” 





La soleá es un cante de gran belleza y, aunque da la sensación de que su ejecución es fácil, los verdaderos aficionados saben apreciar las dificultades que entraña sacar adelante dignamente una soleá. 

La soleá tiene un tempo lento y pesado, aunque su compás es igual que el de las alegrías y las bulerías, pero con otro carácter.

Según el concepto de compás manejado en el mundo del flamenco, el esquema rítmico de la soleá es

1 2 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Las cifras en negrita indican los pulsos fuertes del compás. Al contar en voz alta, los pulsos 1 y 2 en el principio suelen nombrarse también como 11 y 12 al final.

Desde el punto de vista de la teoría musical clásica, el compás, que usualmente se concibe en ella desde el primer acento musical métrico, empezaría en el pulso que en la cultura flamenca se marca como 3º por atenderse en ésta a la letra de la canción, que a menudo comienza en anacrusa. Sería, al entender de la música clásica, un compás de 3 tiempos, sólo que con acentos desplazados, o más bien sería un compás de 12 pulsos que respondería al esquema

3 + 2 + 2 + 2 + 3.

La organización de los pulsos del compás puede transcribirse de estas dos maneras:





CONCEPTO DE COMPÁS SERIE DE PULSOS
Flamenco 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9- 10- 11- 12

Clásico 2 - 3 - 1 - 2 - 3 - 1 - 2 - 1 - 2 - 1 - 2 - 1


Con justicia se ha calificado a este palo como columna vertebral del cante jondo.

Se dice que la palabra andaluza soleá, solear, soleares, deriva de la castellana soledad, que, a su vez, procede de los vocablos soidade, soedade, suidade, de la lengua lírica gallego-portuguesa. 

No obstante, otros estiman que la soleá es un cante de diálogo que nació como copla improvisada por los campesinos andaluces, ya que se cantaba por ellos en los momentos de realizar las faenas agrícolas: escardado del trigo, recogida de la aceituna: "...no olvidemos que la recogida de la aceituna se llama soleo, y que solear —de sol— significa asolear, tender una cosa al sol".



AAJ


Es la caña, el cañaveral, la abundancia, la unidad, el poder, las siete virtudes (fuego, agua, aire, tierra, corazón del cielo, corazón de la tierra y el centro) del poder divino, la clarividencia, las palabras sagradas, el amor a la humanidad, la telepatía, las señales del cuerpo, los sueños inesperados, el conocimiento sagrado del sexo y el desarrollo de la serpiente del fuego y el poder.

Simboliza el rito de la abuela Ixmucane'(luna) relatado en el Pop Wuj, según el cual ella llora ante el cañaveral para que las cañas sembradas por sus nietos Jun Ajpuu e Ixbalanque antes de descender al Xib'alba' (inframundo), reverdecieran, simbolizando así que ellos estaban con vida.

Es el triunfo sobre toda la maldad y el mal espíritu. Son los arcos de las casas o pilares de fuerza. El bastón sagrado, símbolo de la autoridad tanto terrenal como espiritual. Es el triunfo de la vida sobre la muerte. La firmeza y la convicción son señales de comunicación.

El cañaveral como símbolo de la comunidad nos dá la abundancia, la dulzara de saber acrecentar compartiendo. El retorno al hogar, el lugar de orígen, el sagrado tabal, el lugar de convergencia y manifestación de las energías superiores.

Representa también la columna vertebral, el fuego interno que se mueve y activa los poderes secretos. Es el pilar que conecta la energía cósmica y telúrica.



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Fragmentos: http://alfonsocolodron.net y http://fenix-loshijosdelfuego.blogspot.com.es
 “EL DESPERTAR DE LA MUJER CONSCIENTE” de Mary Elizabeth Marlo.





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