"Cuando el cielo quiere salvar a un hombre, le envía amor" Lao-Tse. Que el amor sea tu única guía, sin mapas, sin dogmas, sin maestros, sólo amando...
Sospecho que hoy empiezo a Ser Canción, si seco un llanto. Y la canción con alma echó a volar y desde entonces los dos, vivieron más despacio, a pesar de su tiempo y de su espacio. Y un día como lluvia, ellos caerán y mojaran todo y su misterio crecerá verde sobre el mundo" Silvio Rodriguez.

miércoles, 14 de octubre de 2015

La Cura




La noción de que todo está predeterminado y que se manifiesta según la voluntad divina, no se puede refutar sobre bases lógicas. Es un reclamo metafísico irrefutable, que no se puede falsificar (ni confirmar) mediante evidencia empírica. 

Sin embargo, de hecho entra en conflicto con nuestro sentido profundo de que somos capaces de influir en nuestras vidas, de que tenemos libre albedrío y el poder de elegir. 

La noción de “que todo está bien como está”, o “todo está como se supone que tiene que ser” ese, “todo es perfecto” muchas veces entra en conflicto con cómo nos sentimos en nuestra vida cotidiana. 

Cuando una tesis espiritual está flagrantemente en oposición con el sentido común, con nuestra intuición diaria, esto me enciende una luz roja. Pues, creo que es a través de nuestra naturaleza sintiente, nuestra intiución, o voz interior, como nos conectamos con nuestra alma. 

Más que la mente y las ideologías que ésta desarrolla, es el corazón, el centro de nuestros sentimientos e intuiciones, el que constituye la puerta de entrada a la verdad espiritual. 

Cuando hay una gran brecha entre lo que se siente genuinamente bueno para uno mismo y lo que plantea una enseñanza espiritual como algo bueno y verdadero, siempre me inclino a favor del sentimiento humano como lo apropiado. 

El aire de superioridad y de complacencia con el cual se hacen los reclamos espirituales supuestamente intuitivos tampoco ayuda.

¿Y entonces qué? Si las cosas no están predeterminadas, si no hay un significado mayor detrás de todo lo que ocurre...¿es la vida entonces un simple juego de coincidencias? ¿No hay una historia mayor, ni un propósito? 

¿Y si todo es libre albedrío y está abierto a las múltiples posibilidades podemos todavía creer en Dios? ¿Si Dios existe, entonces, por qué Dios permite tanto dolor y sufrimiento; cuál sería la explicación? 

Quisiera plantear que hay razones con sentido espiritual para que las cosas ocurran como lo hacen, pero eso no significa que lo que sucede esté bien y sea bueno. 

Hay una razón para todo, pero eso no implica que debía haber ocurrido como ocurrió. Mi enfoque es que hay una diferencia entre reconocer una lógica espiritual detrás del evento que ocurre, y creer en la predestinación. 

Hay de hecho leyes espirituales que funcionan en nuestras vidas, pero no están en oposición con nuestro libre albedrío. Para aclarar lo que quiero decir apliquémoslo a un ejemplo. 

Mi depresión era provocada evidentemente por mis temores y creencias negativas. Creo que pertenece al propósito de mi alma el traer estos temores y creencias negativas a la superficie de mi percepción en algún punto, para que puedan sanar. 

Pero eso no significa que las cosas tengan que ocurrir exactamente como lo hicieron, o que yo no tuviese elección respecto a lo que sucedía en mi vida. 

Recuerdo claramente que antes que la depresión se adueñara de mí (y terminara en el hospital), recibí varias señales, especialmente de mi cuerpo que me mostraban que estaba muy estresada y debía aplicar los frenos. 

No lo hice y eso no estaba predeterminado. 

Hay una explicación para el hecho de que no actuara de acuerdo a mi intuición y las señales de mi cuerpo: tenía temor a fallar, temor a decirle ‘no’ a la gente, porque valoraba su reconocimiento y temía el rechazo. 

Esto explica por qué no apliqué los frenos a tiempo, sin embargo aunque había razones definidas, era mi elección. El mismo hecho de que estuviese consciente de esas señales e intuiciones, muestra que había espacio para la elección.

Así que en retrospectiva hice algunas elecciones incorrectas. 

Ahora no cabe culparse a uno mismo interminablemente respecto a las elecciones desafortunadas que uno ha hecho en el pasado. 

Recriminarse de forma áspera hace surgir sentimientos de culpa que son destructivos y contraproducentes (hablo desde mi propia experiencia aquí). 

Enjuiciarse a uno mismo no es muy útil. 

Sin embargo, decir que no podía evitarlo porque se supone que sucediera es como ir al otro extremo, esto es pura negación. No hay manera de evitar el hecho de que podía haber elegido otra cosa. 

(Sin embargo no lo hice, y en el aquí y ahora, por alguna razón, todo el camino hasta llegar a mi, ha hecho de mí quién yo soy en este momento, con todas mis luces y mis sombras, traídas a la luz, con todas mis renuncias y elecciones, abiertas las heridas sanadas o no, desde mi visión amorosa, me reconozco a mí misma como quién yo soy, responsable de mis decisiones, responsable de mi misma y consciente de lo que he hecho hasta ahora y lo que quiero hacer hoy con mi vida)

Así, la mejor manera de abordar esto es con una visión de compasión y cariño. Al ser compasivo con uno mismo, reconocemos que somos humanos que podemos fallar, y hace mucho más fácil aprender de nuestros errores. 

Si somos capaces de perdonarnos, podemos ver las adversidades del pasado como lecciones con sentido que nos han permitido ganar en introspección para hacer mejores elecciones en el futuro. 

En esa forma, las situaciones trágicas se convierten en significativas y con un propósito, no porque sean intrínsecamente apropiadas o deseadas (normalmente no lo son) sino porque uno está preparado para aprender de ellas y hasta transformarse a partir de las mismas. 

Por tanto, el que algo tenga sentido espiritualmente no está determinado por los eventos objetivos en sí mismos, sino por la forma en que los interpretamos y experimentamos.

De esta forma, el libre albedrío y un cierto grado de predeterminación pueden reconciliarse. 

Imaginen que su alma quisiera vivir a través de ciertas experiencias en esta vida. Esa es la razón por la cual su alma eligió confrontar ciertos desafíos, que eran pre-programados en su vida. 

Ciertas personas que encuentran, diferentes oportunidades o desaciertos que vienen hacia ustedes, pueden de hecho haberse prestablecido de antemano. La cuestión aquí, sin embargo, es cómo ustedes, el humano con libre elección, responderá a estos encuentros y situaciones, y en qué grado pueden ustedes detectar el propósito y significado de lo que les sucede. 

Esto no es algo inamovible, y el propósito final de su alma es abrazar las lecciones inherentes en los desafíos con amor y aceptación. 

De esa forma, ustedes harán diferentes elecciones en el futuro y atraerán encuentros y situaciones más positivas, eliminando la necesidad de enfrentar el mismo desafío una y otra vez.

A veces es difícil responder a los desafíos más graves con confianza y aceptación. 

Es por eso que yo digo que es el objetivo final de su alma. A veces es una inmensa lucha para reconocer el valor de las experiencias profundas de pérdida o dolor o rechazo. 

La resistencia y la desesperación son normales y muy humanas. 

No obstante creo que esta es la invitación profunda de nuestra alma para abrazar aun la parte más oscura de nuestras vidas y de nosotros mismos con entendimiento y cariño, no porque ‘esté bien así’, sino porque aceptar y trabajar con ello es la única salida. 


Es la única vía hacia la luz.


Cuando estaba en medio de mi depresión psicótica, no experimenté ningún sentido ni significado en lo que me estaba sucediendo. 

Mis seres queridos también sufrieron la pesadilla. Eventualmente fui hospitalizada en una sala psiquiátrica contra mi voluntad. 

Mi recuperación comenzó allí. Después de recuperarme entendí como se siente cuando un sufrimiento profundo rinde frutos. 

En cuanto me giré hacia la luz y quise vivir de nuevo, experimenté gran alegría y noté la abundancia en mi vida como nunca antes. 

Lo que daba por sentado antes, se convirtió en fuente de maravilla y profunda gratitud. 

A menudo me detenía frente a mi hogar, regresando del mercado y me maravillaba ante el hecho de que existiera un lugar para mí en la tierra, donde podía vivir con las dos personas que más amaba, mi esposo e hija. 

Me asombraba el apoyo genuino y el cuidado de las personas que me rodeaban, los que eran conocidos antes se convirtieron en amigos íntimos. 

No sólo este total abatimiento que trae la psicosis me dio una nueva apreciación de lo que antes daba por sentado, sino que también me aportó percepciones duraderas que ahora me ayudan a vivir mi vida con menos temor y mayor plenitud. 

Unos cuantos años después, escribí un libro sobre mi oscura noche del alma, que me ayudó a integrar toda la experiencia más plenamente y con el beneficio de la retrospección. 

Después de publicar este libro (en holandés, espero publicarlo en inglés para fines de año) recibí cartas de personas que se reconocían en mi historia y se sentían apoyadas y reconfortadas con ella. 

Por tanto mi noche oscura del alma ganó en sentido. Gradualmente, esta horrenda experiencia aparece en una luz diferente, la luz de sanación y sentido. 

Sin embargo, esto no significa que se ‘suponía que sucediera’ o que ‘realmente’ era algo bueno.


¿Es todo como debiera ser? 
¿Es la única forma en que puede ser? 

¡No!. 
Hay mucho sufrimiento y tragedia en la tierra. 


Yo creo que atraemos algunas situaciones negativas a nuestras vidas para que seamos conscientes de la negatividad dentro de nosotros (ira, temor, desconfianza). 

Estas situaciones pueden estar prestablecidas en parte. Pero el propósito detrás de esos desafíos es que hagamos elecciones diferentes en el futuro para que podamos liberarnos de la negatividad y dejemos de atraerla a nuestras vidas. 

Un evento doloroso o trágico no es intrínsecamente bueno o valioso, será así solamente cuando los humanos tengan el coraje y la claridad de mente de encontrar sentido en el mismo y permitir que los transforme. 

Tenemos una elección en cómo respondemos a ‘lo que es’. 

Tenemos el potencial de transformar la negatividad y el dolor mediante nuestra actitud interna y de hacer la vida más ligera y alegre para nosotros y los demás. Este es el propósito de la espiritualidad. 

El orden superior que buscamos tan desesperadamente detrás de los eventos externos en nuestras vidas, no está fuera de nosotros. 


Necesitamos crearlo nosotros mismos: 
esa es nuestra misión como hijos libres de Dios.







Energía Crística Universal Uno. 


Versión resumida de "Todo está como debiera ser, ¿o no?" por Pamela Kribbe:
“Para mí, el nombre Jeshua no se refiere tanto a la personalidad histórica de Jesús sino a la energía Crística universal de la cual todos formamos parte. Cuando yo canalizo a Jeshua, me siento profundamente atraída hacia este campo de amor y compasión y en ese estado de conciencia recibo los mensajes de Jeshua.”

Traductora al español del material canalizado por Pamela Kribbe: Sandra Gusella. Lugar de residencia: Rosario, Argentina.

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