Aprenderás, aprenderás de la noria
A dar sus vueltas, y a descifrar
El por qué de fuerzas contrapuestas
Que rigen un destino.
Hacia el interior de mis propios muros,
Caídos y agasajados por todas las estaciones,
Voy.
Reconozco el olor a mármol atemporal y frío.
A incienso húmedo y madera añeja.
Esculpida por la muerte,
la catedral de un sueño.
la catedral de un sueño.
Esperé aún dormida, disuelta en un trazo
De lo que pensé, cordura,
Mi denostada absolución.
Que no venía.
Muerte a la reina de los mares,
Vida a la dueña de los vientos.
Detente y siente dónde habitas,
Quebranta la naturaleza que no eres.
Tu centro no se encuentra entre las piedras,
Rotas de los muros que han caído.
Naciste de la mano del Artista,
Que esculpió el vestigio de tu esencia.
Aquella que aún se piensa prisionera.
Pudo la inteligencia
¿Dónde quedo el Amor…?
A la caída del sol besa el rocío,
Al despertar no vuelvas a buscarlo.
Abraza a la flor y a la colmena.
Bendice el estado gaseoso,
Y en el vacío del verbo Amar,
Muta a la forma que te hará libre,
En las infinitas horas y solsticios,
Del resto de tus vidas cuando mueras.
Nacer y morir…Nacer y morir…
No confundas la hiedra con la higuera,
Ni esperes en el roble del camino.
Comulga con la estrella de los vientos,
Caminar sobre las aguas, es tu sino.
La alquimia sólo surge del milagro
"La sombra del ciprés, es alargada..."
Querida Odín:
ResponderEliminarTe he leído con mucho placer estos versos donde dejas a la luz tu alma convertida en poesía, convertida en pájaros que levantan el vuelo. Muy lindo. Besitos:
Tadeo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias Tadeo...Aun sigue siendo un simulacro de vuelo raso. Aleteos improvisados, pero auténticos.
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