Un astro, y en particular el Sol, está en el ocaso cuando, por efecto de la rotación de la Tierra, atraviesa el plano del horizonte y pasa del hemisferio visible al no visible. Es decir, cuando su altura es cero, pasando de positiva a negativa. En el caso del Sol, ello determina el fin del día. Es el principio y el fin: acaba el día y empieza la noche....
El ocaso de los dioses (título original en alemán, Götterdämmerung) es una ópera en tres actos y un prólogo con música y libreto en alemán de Richard Wagner, la cuarta y última de las óperas que componen el ciclo de El anillo del nibelungo (Der Ring des Nibelungen). Es la tercera jornada del anillo llamada “Götterdammerung” o “El Ocaso de los Dioses”, literalmente el crepúsculo de los dioses.
Los personajes del mito, que han sostenido elocuentemente la acción de las jornadas anteriores ceden aquí su puesto a los hombres, que prosiguen en la tierra la dura lucha iniciada en la segunda escena de El oro del Rin, al enterarse Wotan, por el relato de Loge, de la existencia de los tesoros del nibelungo.
El mismo título nos muestra que, aunque Wotan no aparece en escena, también aquí la acción principal es la que se desenvuelve en el alma del dios, y tanto la música (con el leitmotiv de Wotan, el de su lanza, y el del poder de los dioses) como los relatos de los personajes, nos recuerdan permanentemente la presencia del dios.
Acto III
Las otras valquirias se reúnen al pie de la montaña, cada una con un héroe en su alforja. Las valquirias se sorprenden cuando Brunilda aparece con Sieglinda, una mujer que todavía está viva. Brunilda pide ayuda, pero sus hermanas no osan desafiar las órdenes de Wotan. Brunilda decide distraer a Wotan mientras Siglinda huye. También revela que Siglinda quedó embarazada de Sigmundo y nombra a su hijo Sigfrido (Siegfried, que significa alegría en la victoria o paz en la victoria).
Wotan aparece furioso y castiga a Brunilda: su hija deja de ser una valquiria y se ve despojada de su inmortalidad; además, la condena a que duerma un sueño mágico cerca de la montaña y sea presa fácil para cualquier hombre que pase por ahí. Las demás valquirias temen por sus propios destinos y huyen.
Brunilda pide misericordia a Wotan para ella misma, su hija favorita. Ella relata el valor de Sigmundo y su decisión de protegerlo, sabiendo que ese era el verdadero deseo de Wotan.
Con las palabras Der diese Liebe mir ins Herz gehaucht
("Él que instaló este amor en mi"),
introduciendo la clave de mi mayor,
ella identifica sus acciones con el verdadero deseo de Wotan.
Wotan le concede su última petición: rodear la cumbre de la montaña con una llama mágica, que la protegerá de todos menos del guerrero más valiente (que, según se le revela a través del leitmotif, ambos saben que será Sigfrido aún no nacido).
Wotan pone a Brunilda sobre una roca y, en un largo abrazo, besa sus ojos cerrados sometiéndola a un estado profundo de sueño.
Wotan llama a Loge (el semidiós nórdico del fuego), para que cree la llama que protegerá a Brunilda. Despojado de dos de sus hijos, Wotan se retira lentamente con una gran tristeza, después de decir:
"Cualquiera que tenga miedo de la punta de mi lanza
no pasará a través del fuego."
Cae el telón al tiempo que la música del fuego mágico de nuevo se expresa en Mi mayor.
Alquimia es un proceso interno que se da a nivel del cambio de conciencia del Ser humano. A través de aspectos del simbolismo universal podemos adentrarnos en el arte de convertir lo individual en la unidad, conseguir la unidad con el universo, ya sea el universo exterior, como tu universo interior.
Ouroboros, el dragón. El instante -0- el eterno principio
El alquimista comprende a través de la experimentación que, La Gran Obra consiste en que el hombre, desde sí mismo puede y tiene que recrear la creación. Sólo desde el conocimiento interior. Todo procede del Uno y vuelve al Uno, por el Uno y para el Uno. Así, habla el Ouroboros, que representa el Gran Ciclo del universo, el movimiento perpetuo y perfecto.
La Alquimia, el Espíritu de la Vida.
Entre lo visible y lo invisible, lo superior y lo inferior, la materia y el espíritu, los planetas y los metales, a lo largo de la historia, los verdaderos alquimistas, han sabido utilizar los símbolos universales, para conseguir la unión con el Universo.
El alquimista, comprende la omnisciencia de la creación de Dios, y la recrea en el interior de un templo sellado. Un arquetipo universal, el atanor, dentro de este templo, las fuerzas opuestas o complementarias, alcanzan la síntesis perfecta.
El As de Copas muestra el Templo Sagrado.
El alquimista conoce el gran secreto, se conoce a sí mismo como una verdad divina, él y Dios son Uno, la dualidad se transmuta en la unidad, en el sagrario de su corazón.
El Don de Dios:
- La Materia Primera.
- El Espíritu del Fuego Primario.
La Gran Obra:
- La piedra Filosofal.
- La medicina Universal.
El alquimista ES, no se hace. La Alquimia se revela, no se aprende. La Materia Primera, no se encuentra en tu vida cotidiana. El Espíritu del Fuego Primario, no se encuentra en nada de lo que has vivido, en nada de lo que conoces.
Señor de las Fuerzas de la Vida. /Hija de la Espada Flamígera, Conductora del León.
La misteriosa ciencia de la Alquimia, accede a una realidad escondida de orden superior que, conforma la esencia que subyace a todas las verdades y religiones. La perfección de esta esencia se nombra, Absoluto.
Hija de los Reconciliadores, Portadora de la Vida.
Hay que tener en cuenta que, la realidad de orden superior puede ser percibida y comprendida como la Belleza de toda la Belleza, el Amor de todo el Amor y lo Más Alto de lo Alto, sólo con que la consciencia cambie profundamente y pase del nivel normal de percepción cotidiana (el plomo) a un nivel sutil de percepción (el oro), de manera que cada objeto se perciba con la forma arquetípica perfecta, contenida dentro del Absoluto.
La sutil percepción, de la perfección eterna de todo, en toda la creación, es lo que constituye la Redención Universal. La Alquimia es un arco iris que, atraviesa el abismo que existe entre el plano terrestre y el celestial, entre la materia y el espíritu.
El Camino del Alquimista...
No puedo esbozar más que una sonrisa al ver esta secuencia ahora...
Hija del Firmamento, Habitante entre las Aguas./ Regente del Flujo y el Reflujo, Niño de los Hijos del Poderoso./ Señor del Fuego del Mundo./ Espíritu del Fuego Primario.
El oficio de la Alquimia, sagrado, secreto, antiguo y profundo, también conocido como arte real o sacerdotal y filosofía hermética, esconde dentro de escenas pictóricas enigmáticas y en escasos textos esotéricos, las vías para penetrar en los secretos más profundos de la naturaleza, la muerte y la inmortalidad, la divinidad, la eternidad y la unidad.
Gracias a la página amiga: http://portelablog.jardindeluz.net y http://es.wikipedia.org/wiki/El_ocaso_de_los_dioses
Mi nuevo Blog.
ResponderEliminarhttp://www.joseantonioportela.blogspot.com.es/p/presentacion.html
José Antonio Portela.