"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
Tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
Tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de parar, y tiempo de bailar;
Tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse;
Tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
Tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
Tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.
Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.
He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres.
Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya;
Dios restaura todo lo que pasó".
Hay personas que llegan a nuestras vidas por una razón,
por una estación o para toda la vida.
Cuando te des cuenta de cuál es,
vas a saber qué hacer con cada persona.
por una estación o para toda la vida.
Cuando te des cuenta de cuál es,
vas a saber qué hacer con cada persona.
Por una RAZÓN: Cuando una persona llega a nuestra vida por una RAZÓN, es para cumplir con algún deseo o necesidad que tengamos o hayamos expresado. Llega para ayudarnos a atravesar una dificultad, para hacer de guía y soporte, ya sea tanto físico, mental o espiritual. Pareciera ser alguien que envió Dios… ¡y lo es! Es por esa razón que lo necesitamos y así ellos llegan.
Después, sin que nada malo suceda o sin que ocurra ningún inconveniente específico, esta persona hace o dice algo para que la relación no continúe y se rompa. A veces se mueren. A veces se alejan. Y a veces hacen algo para que nos alejemos. Lo que debemos entender es que nuestra necesidad fue satisfecha, nuestro deseo se cumplió, su trabajo está hecho.
La súplica que pediste fue escuchada y cumplida, y ahora es tiempo de seguir adelante.
Por una ESTACIÓN: Cuando una persona llega a nuestra vida por una ESTACIÓN, es para compartir, crecer y aprender. Esa persona puede traernos un período de paz, o simplemente hacernos feliz. Esas personas deben enseñarnos algo que nunca hemos aprendido ni hecho. Generalmente nos brindan un tiempo de gran diversión. ¡Créelo!, ¡es verdad! Pero solo por una Estación.
O, por toda una VIDA…
Una vez que entendemos con qué propósito llega una persona a nuestra vida, si es por una razón o por una estación; al dejarlos ir, no es que no los amemos, es que ha llegado el momento de la separación, a través del que también aprendemos e integramos para seguir adelante.
Y ASÍ SOLTAMOS DESDE EL VERBO,
QUE TODO LO PUEDE: YO TE AMO
In Lack´ech Hala´ken
Te amo como un río. Porque todos los amores del mundo son como ríos diferentes que corren hacia un mismo lago, y allí se encuentran y se transforman en un amor único que se hace lluvia y bendice la tierra.
Yo te amo como un río, que crea las condiciones para que la vegetación y las flores crezcan por donde él pasa. Yo te amo como un río, que da de beber al que tiene sed y transporta a la gente hasta dónde quiere llegar.
Yo te amo como un río, que entiende que tiene que correr de manera distinta en una cascada y aprender a reposar en una depresión del terreno. Yo te amo porque todos nacemos en el mismo lugar, en la misma fuente, que sigue alimentándonos siempre con más agua. Así, cuando somos débiles todo lo que tenemos que hacer es esperar un poco. Vuelve la primavera, las nieves del invierno se derriten y vuelven a llenarnos de nueva energía.
Yo te amo como un río que empieza solitario y débil en una montaña, poco a poco va creciendo y uniéndose a otros ríos que se acercan hasta que, a partir de un determinado momento, puede evitar cualquier obstáculo para llegar a donde desea.
Entonces, yo recibo tu amor y te entrego mi amor. No el amor de un hombre por una mujer, no el amor de un padre por una hija, no el amor de Dios por sus criaturas. Sino un amor sin nombre, sin explicación, como un río que no puede explicar su curso, simplemente sigue adelante. Un amor que no pide y que no da nada a cambio, simplemente se manifiesta. Nunca voy a ser tuyo, tú nunca vas a ser mía, pero aun así puedo decir: “YO TE AMO”.
(Extractos del libro “El Aleph de Paulo Coelho” e internet)
No hay comentarios:
Publicar un comentario