“Permito que todos los misterios me atraviesen. Y EN EL CENTRO DE MI VIENTRE YA INFINITO, RECIBO Y DEJO QUE NAZCA LA TOTALIDAD DE LA LUZ.”
“La Via del Tarot” Alejandro Jodorowsky-Mariane Costa.
Cómo expresa el antiguo comentario esotérico, Libra, es el preludio de la eficacia, individual o espiritual, planetaria o macro-cósmica. Un lugar del ser, cuyo reflejo en los cielos, evoca la elección consciente, la mirada limpia y cristalina, de quienes sin temor han recorrido las cumbres y los valles del basto universo del ser.
Es la pura expresión de la musa primigenia “meditación”, el prólogo de los renglones por escribir del Alma en su liberación, el interludio entre dos notas necesario para el armónico ritmo de la melodía, el espacio entre dos pasos en la danza del despliegue divino del ser universal.
“Antes de la creación, el silencio y la quietud de un punto de enfoque”.
Tras la apertura de la matriz original en Virgo, la bella Sophia cósmica, emblema de este tiempo de matriarcado y espíritu femenino en auge, la magia y ceremonial de los hombres, que en esforzada y apasionada búsqueda han tejido y destejido una crisálida de luz y fuego tras otra, las fuerzas universales vierten su inspiración, y el Alma que rueda tras rueda ha ido midiendo y liberando su energía, llega a un punto de quietud divina, a un espacio en la percepción reorientada del ser, donde el amor resurge convirtiendo la dualidad en la relación fuerza-inspiración perfecta.
Aries, complementario y opuesto de Libra liberó el espíritu y sentido cósmico ampliando las miras de visionarios y buscadores, mientras desde el cruce por “la puerta de los hombres” de Cáncer, el Alma ha realizado el viaje individual de su expresión, habilitando los vehículos, físicos, emocionales y mentales, para llevar a cabo los grandes fines universales de esta era.
Una excepcional triáda enérgetica envuelta en la equilibrada fuerza de este portal equinoccial, nos acaricia suavemente creando una sintonía única del uno en el otro, de la personalidad en el alma, del instinto en la fuerza, del deseo en el amor, del intelecto en la intuición, del yo en nosotros, de la nada en el todo.
Urano, “quien percibe el fin desde el principio”, Venus, “el que incluye”, Saturno, “quien sabe”, rigen las fuerzas de este portal del equinoccio de Libra y se derraman sobre las consciencias silenciosas que detienen todo tiempo y todo espacio, para dejarse ser simplemente la quietud que oscila y que se mueve con naturalidad de arriba a bajo, sin juicios, sin deseos, sin miedos ni inercias.
Durante el equinoccio de Libra, el alma se organiza.
Del Sueño a la Realidad
El ritmo de la vida
Levántate y Anda: Del Amor Perdido al Amor Poseído
El lenguaje de los pájaros
Oscila sin juicio ni temor regando con su esencia toda molécula que se ha percibido separada. Es el eje de la rueda donde cada uno es parte de la misma potencia.
La personalidad, espera…se deja acariciar por el sueño de un dios a quien también pertenece, mientras en la oscuridad ancestral la voz de los tiempos trae el eco del Verbo que dice: “Que se haga la elección”…
El fuego en una quietud infinita se baña en los mares astrales que eternos y silenciosos reflejan a la perfección la luz, que ha decantado la balanza.
Y el uno en el otro, y el otro en el uno, hacen resonar el Verbo propio (que no llega esta vez de noches guardadas en Akasha sinó del interno Edén) que responde sin voz, sin tiempo y sin espacio: “Yo soy esto, yo soy aquello…Yo elijo el camino que conduce, entre las dos lineas de fuerza”.
Radiante equinoccio! Bendita la danza de visionarios y sus almas.
Namasté.
Anabel.C.Huertas
No hay comentarios:
Publicar un comentario