"Cuando el cielo quiere salvar a un hombre, le envía amor" Lao-Tse. Que el amor sea tu única guía, sin mapas, sin dogmas, sin maestros, sólo amando...
Sospecho que hoy empiezo a Ser Canción, si seco un llanto. Y la canción con alma echó a volar y desde entonces los dos, vivieron más despacio, a pesar de su tiempo y de su espacio. Y un día como lluvia, ellos caerán y mojaran todo y su misterio crecerá verde sobre el mundo" Silvio Rodriguez.

martes, 21 de octubre de 2014

La Rebelión de Pandora






Llora Pandora el dolor del mundo.


Su piel vestida de historias y ancestros recorre el inconsciente del dolor aprendido, mientras en lo profundo un intenso y salvaje deseo surge de la nada trayendo el eco de Lilith.

Lilith no llora, no ahoga sus gritos bajo pretextos y mitos, vuela sobre la salvaje pureza de su instinto y se cuela en las entrañas de Pandora, concentrando, arremolinando, elevando una y otra vez el deseo de la creación más racial.


Pandora enreda sus cabellos en el viento.


Sonidos surgidos de la opresión de dioses inventados la devuelven al instante sagrado de la sabiduría innata, del tesoro que guardado en una caja ha arrastrado durante eones por el fango sometido de los hombres.

Lágrimas le caen con pedazos de cielo fronterizo. Límites, miedos y culpas la zarandean mientras sujeta fuertemente una esperanza.

Lilith baila. Danza, grita en un orgasmo continúo de libertad, donde la realidad es placer, donde el placer es belleza, donde belleza es la creación continúa de un espacio, que no conoce de cajas, ni de maldades, ni de hombres ni mujeres…

Pulsiones extremas invaden a Pandora. Norte y sur, derecha e izquierda, luz y sombra, miedo y amor, pasado y futuro, mientras aquí, en el silencioso estremecer de sus vestigios, Lilith anida tejiendo el viento fresco de la vida y de la muerte.

Grita Pandora lágrimas de estrellas, goza Lilith la piel y la naturaleza.

Es de olvido y de arrullo la caja y sus maldades, es de vida y promesa Lilith y sus goces.

Pandora escudriña la caja. Sobre ella la maldición del hombre habla de jaulas sombras y piedras dormidas.

Lilith danza feliz en sus entrañas, son sus pies lo invisible, lo irreverente y misterioso de una naturaleza perpleja.

Mujer de desnudos principios, mujer de finales de fuego…Mujer de huracanes y truenos, en ti, la Verdad y la Vida, en ti el placer de la belleza, en ti, el valor de la odisea que se hace en tu vientre puerto, de la creación eterna.



(Y será otra mujer, quien te cuente tu verdad, Pandora).




Según cuenta la conocida leyenda de la mitología griega, los dioses, celosos de la belleza de Pandora, una princesa de la antigua Grecia, le regalaron una misteriosa caja, advirtiéndole que jamás la abriera. Pero un día, la curiosidad y la tentación pudieron más que ella, y abrió la tapa para ver su contenido, liberando así en el mundo todas las grandes aflicciones que hoy existen. 

Pudo cerrarla justo a tiempo de evitar que se escapara también la esperanza, que es el único valor que hace soportables las numerosas penalidades de la vida.

Y no parece que faltara razón a los hombres de la antigua Grecia cuando valoraban en tanto la esperanza. Porque ella no es la simple ilusión ingenua de que, al final, y no se sabe bien por qué, todo irá bien. 

Se trata más bien de tener fe en que uno puede -con la ayuda que sea necesaria- superar las dificultades.

Como ha señalado Josef Pieper, la pérdida de la esperanza suele tener su raíz en la falta de grandeza de ánimo y en la falta de humildad.

La grandeza de ánimo hace que nos decidamos por la mejor posibilidad  entre todas las posibles (probablemente no sea la más fácil), y nos impulsa resueltamente a poner lo mejor de nosotros para conseguirlo.

La humildad nos coloca ante las propias posibilidades, previniendonos de las idealizaciones falsas y ayudándonos a la realización auténtica.

La desesperanza es como el envejecimiento del espíritu, la presunción es lo contrario, una especie de infantilismo espiritual.

No me estoy refiriendo a la desesperanza como estado de ánimo en que se cae temporalmente, sino como un acto voluntario por el que el hombre desdeña algo a lo que podría aspirar. 

Porque quien tiene dudas, puede adherirse o no a ellas o puede decidirse por abrirse a la esperanza. Esto es lo que hace que podamos construir nuestro carácter,  elegir de acuerdo con lo que nos parece que debemos ser y no abandonarnos a nuestras reacciones espontáneas.

La desesperanza supone siempre un desgarro interior, pues va dirigida contra los anhelos propios de nuestra naturaleza. Y es además un error peligroso para la vida moral del hombre, ya que todas sus realizaciones están ligadas a la esperanza, Si falta, nos dejamos caer en muchos extravíos.

El principio y la raíz de la desesperanza suele estar en la pereza. A la desesperanza no se llega de modo repentino, sino por una paulatina dejadez, que a su vez conduce a una tristeza que paraliza, en un círculo vicioso muy bien trabado.

Quizá por eso se ha dicho tanto que la pereza es la madre de todos los vicios. Y quizá también por eso, para superarla, no basta con laboriosidad y diligencia, sino que también hay que fomentar la grandeza de ánimo y el optimismo.

Rendirse a la pereza y la desesperanza es siempre una renuncia malhumorada y triste que engendra, primero indiferencia, y después evasión de la realidad, muchas veces escondida bajo la forma de cinismo.

El hombre perezoso prefiere sustraerse de la obligación de la grandeza. Es como una humildad pervertida, que no quiere aceptar su verdadera condición y sus talentos, porque implican una exigencia. Es como un enfermo que no quiere curarse para que no le exijan lo que se espera de una persona sana.

Por esto la sabiduría griega daba tanta importancia al cultivo, desde muy jóvenes, de la esperanza, sin la cual la vida pierde sus colores. 

(Adapatación de Alfonso Aguiló Pastrana - Fuente Chatolic.net) 





¿Por qué lloras?

Todo lo que ves tiene sus raíces en un mundo invisible.
Las formas cambian, Y aun así la esencia permanece Igual.

Cada maravillosa vista se desvanecerá, 
cada palabra dulce desaparecerá.
¡Pero no te descorazones!
La fuente de la que procede es eterna, creciendo,
Sacando nuevas ramas, dando nueva vida y nueva alegría.

¿Por qué lloras?

La fuente está dentro de ti,
Y el mundo entero está surgiendo de ella.


R u m i - Mujer Nagual






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