"Cuando el cielo quiere salvar a un hombre, le envía amor" Lao-Tse. Que el amor sea tu única guía, sin mapas, sin dogmas, sin maestros, sólo amando...
Sospecho que hoy empiezo a Ser Canción, si seco un llanto. Y la canción con alma echó a volar y desde entonces los dos, vivieron más despacio, a pesar de su tiempo y de su espacio. Y un día como lluvia, ellos caerán y mojaran todo y su misterio crecerá verde sobre el mundo" Silvio Rodriguez.

jueves, 23 de octubre de 2014

Dentro del infinito de tristeza, de silencio y de luna



" (...) Apartados en el vano de una vidriera, dos jóvenes contemplan la noche que se pierde en un misterio de cendales pasados de luna. Lejos, bajo las nieblas, escintilan las luces reunidas, medrositas, de un pueblo del valle. Se ve un llano que desgrana lumbre de luna en el suelto pedriscal. 

De los húmedos hondones emerge la alegría de verdura tierna iluminada. Y al pie de las ventanas está el jardín desierto, desamparado en la nevada de luz. Parece que los rosales, rígidos y sarmentosos, han florecido en esta noche, deshojándose las rosas por arriates y senderos. Llega del templo el sonar de las horas, tan puro, tan frío, resbalándose y fundiéndose en la paz, que mueve a fingir la campana también blanca, como labrada en hielo."

!(...)Salen del templo vecino bandadas de vírgenes; y un grupo que esparce los trinos de sus risas, pasa al lado del solitario. Y el hombre se estremece de ventura recibiendo en sus ojos la mirada de la olvidada mujer.

El ruido y frescura de los árboles, el azul de la tarde, el olor de rosas y acacias, de hierbas tiernecitas y de la tierra regada, todo qué santo, magno y deleitoso parecéis al alma del artista amado... ¡Y singularmente por ser artista!

Y aconteció que pudieron hablar, amparados por los árboles floridos, y él la llamó su elegida, su adivinada.

-¡Oh, me conociste y amaste, poeta! ¡Poeta, el hombre más digno de amar y ser amado!

Ella le susurró, desfalleciendo de íntimas dulzuras:

-Yo no supe ni pensé quién fueras, y amé. Y te hubiese querido siendo el más ignorado y plebeyo de los hombres.
Y el artista se entristeció dolorosamente y la espina del orgullo sangró su corazón.

¡Oh pobre hombre que «eres como la grulla que se para en un pie por miedo que se sumirá la tierra con ella; et como el gusano que está todavía entre los terrones e non se farta de tierra et está siempre fambriento por miedo que le fallecerá la tierra et quedará sin vito; et como el murciélago que vuela de noche et se asconde de día porque cuida que non ha ave tan fermosa, et ha miedo que lo tomarán los homes et lo pondrán en jávola».

Pesar de criatura por envanecimiento, ¡quítate de nosotros!

El poeta se resigna y alegra por eficacia de filosofías y exclama:
-¡Ruin de mí que me tuve por amado solo porque me acarició la gloria, y es la misma vida quien ungió mi frente, la vida grande y toda, y ella, y no yo, el poeta glorificador y eterno que me hizo amante y amado!



Y entonces, sencillo y dichoso, besó a la mujer."

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