"Cuando el cielo quiere salvar a un hombre, le envía amor" Lao-Tse. Que el amor sea tu única guía, sin mapas, sin dogmas, sin maestros, sólo amando...
Sospecho que hoy empiezo a Ser Canción, si seco un llanto. Y la canción con alma echó a volar y desde entonces los dos, vivieron más despacio, a pesar de su tiempo y de su espacio. Y un día como lluvia, ellos caerán y mojaran todo y su misterio crecerá verde sobre el mundo" Silvio Rodriguez.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

La Vida por Tu Amor




En la rama del rosal, el ruiseñor del amor 
canta su amor incesantemente.



El sol gira por el amor, la luna por la añoranza 
y las estrellas por seguir su ejemplo.

¡Oh derviche que te llamas amante!


¿Acaso Su amor no te hace girar? ¿Acaso Su amor no te hace atravesar los dieciocho mil mundos? Pues toma el suelo y gira en él con Su amor, llámalo con amor, grita Su nombre con amor. En cuanto al derviche que es un auténtico amante, mientras sus manos trabajan, su corazón está con el Bienamado. 

Cualquiera que sea la tarea que realice, cualquiera que sea su negocio, jamás se distrae de la remembranza de Dios. Hay lágrimas en sus ojos por la añoranza de la visión divina, y su corazón estalla en llamas. Los ojos del derviche que es amante verdadero no ven nada más que a Dios; su corazón no conoce nada más que a Dios. 

Dios es el ojo con el que ve, la mano con la que sujeta las cosas y la lengua con la que habla. 

El derviche es el "hijo del instante"; está listo para renunciar a la renunciación. La letanía del derviche es el glorioso nombre de Allah. Pero el derviche no se queda con los nombres; descubre lo Nombrado y se entrega al Amado. 

El derviche no tiene preocupaciones ni cuidados. Su única inquietud es Dios, su dolor es Dios, su remedio es Dios; su cura es Dios, su causa es Dios. Si no estuviera enamorado, moriría. 

Si privara de amor su corazón por un sólo instante, no podría seguir con vida. El amor es la vida del derviche, su salud, su solaz. El amor arruina al derviche; lo hace gemir y llorar. La unión lo hace florecer, le trae a la vida. 

El derviche encuentra la separación en la unión y la unión en la separación.

Si no das la vida por tu amor,
no te atrevas a llamarte amante.


El amor nos hace hablar. El amor nos hace sollozar. El amor nos hace morir. El amor nos trae a la vida. El amor nos deja embriagados y perplejos y a veces, nos convierte en reyes. El amor y el amante no tienen doctrina rígida.

Sea cual sea la dirección que tome, el amante se acerca al amado. 

Dondequiera que esté, se halla con el bienamado, dondequiera que vaya va con el bienamado. No puede hacer nada; no puede sobrevivir ni un solo momento sin el ser amado. El amante constantemente recuerda al amado, y su amado lo recuerda. Amante y amado, el que recuerda y el que es recordado están siempre en compañía uno del otro, siempre juntos.

Una persona con frecuencia recuerda al objeto de su amor. Quien es amante de Dios, Alabado Sea, también lo recuerda siempre y en todas partes. Este es el deber y la prueba del amor. Todo ésto es lo que exige el amor. 

En la rama del rosal, el ruiseñor del amor canta su amor incesantemente.

El amor acerca a sus siervos a Dios, Glorificado Sea. El Amor nos recuerda que somos esclavos de Dios y aumenta nuestra devoción. 
El amor acaba con la vanidad y la hipocresía, fomenta la verdad y la sinceridad. El amor resuelve todos los problemas, y abre todas las puertas.

En aras del amor se han elevado los cielos y la tierra se ha extendido.

En aras del amor ha sido creado el Universo y su belleza. El amor nos hace cruzar los desiertos; el amor hace que nuestro viaje sea fácil. El amor tumba las montañas; aplana, suaviza todos los obstáculos. El amor ilumina el corazón y deleita el entendimiento. Con el amor no da sueño, hambre, ni sed. El amor nos hace llorar; el amor nos hace hablar. El amor nos hace gemir; el amor nos hace oír. Es el amor el creador de todas las artes. Todas las cosas deben el ser y el haber a que han sido creadas por amor. En aras del amor se luchan las guerras, y llena nuestros ojos de lágrimas de sangre. Cuántos rostros lozanos han palidecido a causa del amor.

El amor ayudó a Ferhad a penetrar las montañas, y dió a Majnun el conocimiento de sí mismo en su travesía por las ardientes arenas del desierto; a Wamiq el amor le concedió un respiro cuando atravesaba el mar. 

El amor convierte al amante lejano en amante íntimo, y hace de la humilde choza en la punta de una montaña un palacio, pero puede tornar la más espléndida mansión en una mazmorra. El amor hace del sultán un esclavo y del esclavo un sultán. El amor trae prosperidad a las tierras saqueadas por los ejércitos, y arruina comarcas en donde reina la abundancia. El amor fluye como la poesía de la boca del amante y eleva monumentos con su pluma; está enraizado como el árbol tierno del amor en el corazón de todos y cada uno de aquellos que lo buscan. 

El amor arrastró a Mansur al patíbulo; encendió el fuego en el corazón de Mevlana, dejó atónito a Ibrahim Adham e hizo a José soberano de Egipto. 

El Universo entero, el ser y la creación, todo comenzó con el amor, con el amor habrán de terminar. Todo en el Universo está destinado a pasar, pero el amor es eterno. 

Los portadores del Trono sostienen el Trono con amor. Y los ángeles en el cielo se felicitan en celebración del Amor Divino. 

El amigo bienamado de Dios Todopoderoso, cabalgando la montura del amor, pasó por el Trono y giró alrededor del Divino Escabel. Con amor, el amor atrajo al amado al "espacio entre dos reverencias". Todas las estrellas del Jardín del Paraíso, engalanadas en virtud del amor, fueron puestas en lo alto con amor.

En el cielo, amor; en la tierra, amor. A la derecha, amor, a la izquierda, amor. En todas partes todas las cosas son amor. El es el Amor; El es el Amante. El es el Bienamado. El es el Adorado. El es el Amigo. El caballero del amor alcanzará a su amor tarde o temprano. El que da su vida por el amor, encuentra lo que anhela su corazón tarde o temprano. Amadlo para que El os ame también. A menos que Dios nos ame, nosotros no Lo podemos amar. Nosotros no podemos amar a Dios, a menos que El nos ame. A menos que El nos busque, no podemos buscarle. Amad al Amado, pues el Amado es El. 



Ama a tu propio ser verdadero, 
porque tu verdadero ser también es El.



Un Sufi es alguien que obra como los demás, cuando es necesario. 
Es también, alguien que hace lo que los otros no pueden hacer, cuando es lo indicado.

Recuérdame y yo te recordaré (Corán, 2:152)











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