"Mi abuela tenía una teoría muy interesante; decía que todos nacemos con una caja de fósforos adentro, pero que no podemos encenderlos solos... necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela.
En este caso el oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona que amamos; la vela podría ser cualquier tipo de comida, música, caricia, palabra o sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos. Por un momento, nos deslumbra una emoción intensa. Una tibieza placentera crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo, hasta que llega una nueva explosión a revivirla.
Cada persona tiene que descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que nutre al alma. Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se humedece y ni uno solo de los fósforos se encenderá nunca."
Tras a penas un año del homenaje recibido en 2013, 20 años después de su estreno, la película "Como agua para chocolate", se presenta como una coincidencia más dentro de la espiral antes de la próxima cita con la muerte.
Entonces el sueño me tomó de la mano, y me quedé dormida, así sólo sentía...sentir para mi era suficiente...Ahora se que ese algo que entonces sentía pero no sabía, era mi alma dejando tras de sí su propio rastro, entonces no veía. Esta vez aturdida de despertares, las señales ahora son fáciles de reconocer, sin embargo, uno como humano se pregunta el para qué...No hay muchas respuestas esclarecedoras aún, que puedan ser verbalizadas o acompañadas hacia la consecución de un fin, más allá de embriagar de alma al mundo...acompañándonos con su destilada esencia hasta nuestros propios orígenes. Origen hecho de abismos insondables como el Alma del Mundo y el Mundo del Espíritu, que abarca al propio y al de todos los otros, en Uno Sólo.
Entonces el sueño me tomó de la mano, y me quedé dormida, así sólo sentía...sentir para mi era suficiente...Ahora se que ese algo que entonces sentía pero no sabía, era mi alma dejando tras de sí su propio rastro, entonces no veía. Esta vez aturdida de despertares, las señales ahora son fáciles de reconocer, sin embargo, uno como humano se pregunta el para qué...No hay muchas respuestas esclarecedoras aún, que puedan ser verbalizadas o acompañadas hacia la consecución de un fin, más allá de embriagar de alma al mundo...acompañándonos con su destilada esencia hasta nuestros propios orígenes. Origen hecho de abismos insondables como el Alma del Mundo y el Mundo del Espíritu, que abarca al propio y al de todos los otros, en Uno Sólo.
"Claro que también es muy importante encender los cerillos uno por uno, ya que si por una intensa emoción llegáramos a encender todos de un sólo golpe, se produce un resplandor tan fuerte que aparece ante nuestros ojos un túnel, esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al nacer, y que a la vez nos llama para encontrar nuestro perdido origen divino"
“No hay en el mundo ni comienzo ni fin. Todo es y no es a la vez.
Los procesos cósmicos forman una cadena ininterrumpida
que no se desarrolla en línea recta sino que describe
un círculo cerrado y se repite periódicamente...
Todo es uno; nada es estable, pues todo deviene,
se forma, se transforma y cambia constantemente.
Todo es y no es a la vez”.
Heraclito
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