(...) Para terminar citaré una sentencia de la Sabiduría Hiperbórea
que todos mis camaradas han leído,
y de los que conozco, ninguno comprendido.
“El HOMBRE DE PIEDRA INMORTAL,
EL HIJO DE LA MUERTE
podrá amar sin reservas a la mujer de carne,
pero ésta ya no conseguirá jamás encender en su corazón
el fuego caliente de la pasión animal.
ENTONCES BUSCARÁ EN LA MUJER DE CARNE,
A AQUELLA QUE ADEMÁS DE ALMA,
POSEA ESPÍRITU INCREADO”.
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