Publicado en abril 26, 2013 de Anabel.C.Huertas
El trabajo meditativo con el triángulo de fuerza concretor y
materializador de la divinidad (Madre) es uno de los senderos de
auto-conocimiento capaces de atraer y exteriorizar el ansiado “sendero de retorno”, la materialización
del cielo en la tierra.
Su desarrollo y exponencial fuerza se produce cuando la
actividad del Ángel Solar (contactado a través del centro dimensional punto
medio) difracta su energía desde el mental superior, “despertando” la atención
de las moléculas y células del medio-ambiente planetario que se vuelven
receptivas a los principios evolutivos y a sus nuevas dinámicas divinas,
extrayendo y poniendo a disposición del “Plan” sus campos de manifestación.
El punto medio es el anclaje, el puente entre las
dimensiones de la conciencia y las triádas superiores y sus reflejos
inferiores, el vacío, el escenario neutral donde los reinos lunares y solares
pueden interactuar libres de la dualidad de la forma.
La reactivación de este centro de fuerza humano y planetario
(a niveles macro-cósmicos es la Jerarquia Espiritual), se ve vivificado durante
este periodo en todos aquellos quienes llevan largo recorrido en el
entrenamiento de la mente y la búsqueda de la senda interior, aunque seguirá
siendo distribuido y energizado (por los hombres y mujeres que co-creadores y
servidores) en el proceso evolutivo de la gran masa emergente de la fraternidad
humana.
En aquellos quienes trabajan ya a niveles de “magia
organizada” esta “visión” y fusión con la fuerza materializadora les conducirá
a la revelación de la tendencia personal, al intuitivo acercamiento con la
actividad de una determinada dinámica o plan de acción concreto que irá
desvelando las extensas áreas de servicio donde deben materializar el plan
divino.
En aquellos que van despertando al llamado interno, el
proceso nos inunda de la “sincronicidad” de los encuentros con grupos y
personas que inspiran su total desarrollo, que guían y estimulan la reconexión
interna con la fuente divina.
El triángulo inferior (capitaneado por la fuerza del Ángel
Solar parte del reflejo superior de la Triáda Espiritual) produce un
asentamiento de los devas y corrientes inerciales en el plexo solar, generando
el principio de fusión y síntesis que da nacimiento al gran vórtice de fuerza
hipermagnético (atrae a la manifestación) unidos en él el centro base (devas
materializadores de la Madre) y sacro (devas creadores, musas de la Madre).
Este hipermagnetismo es la “despierta comunicación” con el
medio ambiente y en aquellos quienes ya actúan como receptores y emisores de
corrientes sutiles, propiciará un principio de sincronía que irá atrayendo a
sus áreas de servicio escenarios, reinos, o personas que requieran de su
“entrenamiento creador” como inspiración para su ascensión o desarrollo.
En la primera fase de la actividad del Ángel de la Presencia
(iluminar todas las resistencias a-rítmicas o resistentes a la floreciente
armonia solar) el trabajo de la personalidad consiste en asentar las bases de
comunicación entre lo que ha de ser elevado y la Inteligencia Activa que ha de
dirigir el proceso.
La energía del Ángel Solar, (cuando el punto medio a penas
comienza su actividad radioactiva) es ilógica, simbólica y alegórica, así que
las pautas y senderos hacia su “conocimiento y desarrollo” deben suponer un
entrenamiento, un acto humilde y amoroso de auto-conocimiento que produzca el
desarrollo y la potencialización de la fuerza del triángulo Madre.
Cuando todos los centros esten activos a su “tendencia solar
evolutiva” y sean capaces de reproducir la actividad solar, el trabajo con el
reflejo inferior de la Triáda será conducido a la “transmutación” de los
étheres que circundan la tierra y el Karma planetario.
Así la senda interna de auto-conocimiento y manifestación
mental de las dinámicas de esta “fusión de devas creadores” nos irá conduciendo
a través de las crecientes sincronicidades y estímulos a la comunicación con el
cuerpo (personal y planetario) generando las directrices y dinámicas del nuevo
bioritmo humano que de forma armoniosa y sostenible ha de traer a la
manifestación las altas frecuencias de nuestra Presencia Superior.
Los escenarios (entrenamientos) y el servicio amoroso a
todos los reinos que lleguen a nuestro campo de hipercomunicación, son las
divinas manifestaciones que han de permitir nuestra transmutación a “agentes
creadores encarnados” al servicio de las sendas superiores, exteriorizadores
jerárquicos y fuerzas transmutadoras del planeta.
El triángulo inferior es el vientre de la Madre, el espacio
oscuro y sagrado donde poco a poco vamos nutriendo las semillas divinas con el
Amor del segundo triángulo de fuerza.
Cuando el Ángel Solar, comienza a “dirigir” iluminando los
vehículos inferiores, se produce el sentimiento y la inspiración hacia lo
superior, el mágico impulso hacia el misticismo y sus misterios, llenando
nuestro entorno de la “sincronicidad” que estimula y atrae a nuestras esferas,
el conocimiento y la motivación a través de los lazos humanos o los lazos con
los reinos y fuerzas de la naturaleza.
“Lo que yo te digo en la oscuridad, háblalo tú en la luz”.
Namasté
Anabel.C.Huertas
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