"Cuando el cielo quiere salvar a un hombre, le envía amor" Lao-Tse. Que el amor sea tu única guía, sin mapas, sin dogmas, sin maestros, sólo amando...
Sospecho que hoy empiezo a Ser Canción, si seco un llanto. Y la canción con alma echó a volar y desde entonces los dos, vivieron más despacio, a pesar de su tiempo y de su espacio. Y un día como lluvia, ellos caerán y mojaran todo y su misterio crecerá verde sobre el mundo" Silvio Rodriguez.

domingo, 10 de junio de 2012

El Sendero de la Energía de la Vida

La Estrella Secreta de Siete Puntas


fórmula VITRIOL

La famosa estrella de siete puntas de la alquimia con la fórmula VITRIOL.

 

La imagen alquímica de la estrella de siete puntas Vitriol (septagrama) revela –como casi ninguna otra imagen– el profundo conocimiento de los grandes alquimistas como Paracelso. Muestra su conocimiento sobre la influencia de los siete planetas en el curso de la energía vital en el ser humano e incluso en el cuerpo viviente de nuestra Tierra.

Ulrich Arndt

A menudo, los escritos relativos a la alquimia se han hecho muy difíciles de entender, intencionadamente. Muchos alquimistas –y también Paracelso– fueron tratados con hostilidades de diversos tipos. A menudo viajaban a lo largo de sus vidas por Europa, algunos incluso llegaron a Oriente Medio y al Norte de África para poder escapar de la avaricia de gobernantes y la estrechez de mente de los hombres de iglesia de aquel tiempo. Sin embargo, debido a esta amenaza, no pudieron exponer abiertamente en libros todo su conocimiento. Por eso, se referían a éste en alegorías, usaban nombres secretos para sustancias y procedimientos de laboratorio importantes, y dibujaron imágenes crípticas con varios niveles de significación. Esto ha contribuido a la dificultad actual de comprender su conocimiento teórico y práctico. Por lo tanto, se han necesitado más de veinte años de estudios comparativos de los escritos antiguos, combinados con investigaciones prácticas de laboratorio, para redescubrir los elixires curativos de Paracelso, tales como, por ejemplo, la esencia de oro ”Aurum Potabile” (ver números 6 y 7).

Sólo de esta forma pueden descifrarse las bases más importantes para el elevado arte de la alquimia, es decir –como se describe en el último número– el conocimiento de los disolventes secretos de la alquimia; sólo con la ayuda de los cuales es posible la producción de ”Arcanos Superiores” (éste es el término para los más elevados remedios de la alquimia) de metales y gemas.








En consecuencia, está ampliamente demostrado por los ejemplos de la ”estrella de siete puntas Vitriol” y el ”hombre planetario” el nivel de profunda significación que ha de descifrarse en las imágenes simbólicas de la alquimia.


La estrella de siete puntas Vitriol es una de las imágenes más conocidas de toda la alquimia. Fue reproducida en diferentes versiones por diversos autores. En la Edad Media su conocimiento secreto era considerado de tal importancia que incluso la Orden oculta de los Caballeros Templarios ”grababa” por el paisaje francés, en sus castillos, la estrella de siete puntas. Y esto se hizo de una ingeniosa manera geomántica (de acuerdo con el conocimiento de las energías de la Tierra), lo cual también revela un asombroso conocimiento sobre el significado alquímico de la estrella de siete puntas Vitriol. Más tarde volveremos sobre esto. Primero echemos una mirada a los componentes principales de la imagen.

En el centro, la estrella de siete puntas Vitriol tiene una cara a la que las dos manos a izquierda y a derecha parecen pertenecer y los dos pies, también. Estas cuatro extremidades se refieren a los cuatro elementos: En una mano hay una antorcha, que representa el elemento fuego, en la otra mano hay una vejiga de aire (Vesica piscis), que representa el elemento aire; un pie está en el suelo y el otro en el agua. El quinto elemento a menudo se pasa por alto, pero se sienta encaramado en el trono de arriba en forma de la doble ala de Hermes. Los cinco símbolos que representan a los elementos están ordenados en un pentágono de tamaño normal. Junto al pie, un rey y una reina están sentados con los símbolos del sol y de la luna, que representan el poder polar de la naturaleza.


Además la imagen muestra tres formas diferentes: Un triángulo, un círculo y una estrella de siete puntas. El triángulo representa la trinidad de cuerpo, espíritu y alma; si uno sigue las inscripciones de los ángulos: “Corpus”, “Anima” y “Spiritus”, o, en alquimia, por Sal (= cuerpo, el principio solidificante), Sulphur (= alma, el principio que mueve) y Mercurius (= espíritu, el principio que conecta).



Hombre planetarioHombre planetario, según Gichtel. Los siete planetas indican los ”hornos del alma”, como los alquimistas llamaron a los siete chakras.

Sobre este triángulo hay un círculo con siete emblemas y una inscripción que dice: ”Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem”, en español: ”Busca en el interior de la Tierra y encontrarás, rectificando, la piedra secreta.” Las iniciales de todas las palabras en latín forman el nombre de VITRIOL. En tiempos anteriores ya se conocía el vitriolo como el cobre o hierro de vitriolo del cual los alquimistas hacían ácido sulfúrico para el procesamiento de metales. Pero Vitriol es también un símbolo alquímico para el proceso de la transmutación, la legendaria transformación del plomo en oro. En relación a lo humano esto significa la transformación de un mundo de oscuridad y enfermedad en luz, en salud, y en la aurora de la consciencia. Este proceso no es más que el sendero mítico del Santo Grial, ya que en las leyendas el Santo Grial representa la realización de un estado ”más translúcido”, ”más puro” y ”más iluminado”, respectivamente.

Los siete emblemas en el círculo se refieren también a esa transformación de la oscuridad en luz y del renacer en un nivel superior. Muestran símbolos de los duros trabajos de la ”Gran Obra”, la transmutación del plomo en oro; en el sentido de las agujas del reloj, comenzando desde el cuervo en el cráneo, hacia arriba, hasta el unicornio y la ”resurrección”. Por eso, cuervo y calavera representan la oscuridad y la materia en su estado de vibración más baja, a saber: cierta escoria originada en el proceso de trabajo, llamada caput mortuum. Esta escoria está compuesta de residuos de óxido férrico o de óxido de cobre como resultado de la producción de ácido sulfúrico de sulfatos de metales, por ejemplo, el vitriolo. En concreto, fue Paracelso quien en sus escritos señaló que incluso de tal escoria podía obtenerse algo valioso. Aquí el emblema con el cuervo se refiere al disolvente que contiene amoníaco. Las otras imágenes describen el proceso de obtención de una esencia regia o la esencia de oro Aurum Potabile (simbolizada por águilas llevando la corona); con su ayuda –como se muestra en la última imagen– se eleva al hombre de la oscuridad, de lo terrenal y de la inconsciencia, hacia la luz, y por lo tanto, “renace”, por así decirlo.

Entre cada emblema se sitúa uno de los siete rayos de la estrella de siete puntas. En cada rayo hay uno de los símbolos de los siete planetas, empezando de acuerdo con la numeración de los rayos, con Saturno, Júpiter, Marte, luego el Sol, Venus, Mercurio, y finalmente, la Luna. Tradicionalmente se asignan ciertos metales a los planetas: Éstos son Saturno = plomo (o antimonio, mineral de vitriolo), Júpiter = estaño, Marte = hierro, Sol = oro, Venus = cobre, Mercurio = mercurio (o zinc), Luna = plata. Dando los nombres de los planetas, también se alude a la Gran Obra de los metales, significando la transformación del plomo en oro.


La secuencia de numeración de los planetas de 1 a 7 corresponde al llamado orden caldeo de los mismos. En ese tiempo se suponía que la Tierra era el centro de las órbitas planetarias. Y el orden establecido por los caldeos hace 3.000 años tenía el propósito de marcar su distancia descendente desde la Tierra. Es asombroso: cuando los siete planetas clásicos se ordenan de acuerdo con el promedio de la velocidad orbital, empezando con Saturno, el planeta más lento, se da la misma secuencia. Por ello, es un orden físico muy razonable incluso aunque se haya demostrado que la concepción geocéntrica del mundo es errónea.


A finales del siglo XVII, el alquimista Johann Georg Gichtel, en su famoso “hombre planetario”, describió los planetas, exactamente de acuerdo con esta secuencia planetaria. Aquí, los planetas marcan los chakras, los siete principales centros de energía del hombre, empezando desde el chakra coronario con Saturno hasta el chakra raíz con la Luna. Los alquimistas llamaban a los chakras ”los sellos de los planetas” o ”los hornos del alma”.


Gichtel, ideando su hombre planetario en negro, llamó a la imagen una descripción del “hombre enteramente terrenal, natural, oscuro”. La compuerta negra representa la “fase Nigredo”, literalmente “lo negro”, la materia oscura, con baja vibración, en el principio de la Gran Obra. Por eso, es una fase parecida a la mostrada en la estrella de siete puntas Vitriol: en ella se simboliza el principio del trabajo con el pájaro negro en la calavera. De la misma manera que los emblemas en la estrella de siete puntas demuestran la transformación de la materia, el “oscuro hombre planetario” tiene que ser transformado y elevado. Por eso, el orden planetario y la asignación de chakras, tal como se muestra en la imagen de Gichtel, representan el mismísimo principio del proceso. Marcan una fase en la que las fuerzas de solidificación dominan el mismo, retrocediendo y, finalmente, muriendo. Sin embargo, hay oculta una indicación en ambas imágenes; la de la estrella de siete puntas y la del hombre planetario, una indicación sobre cómo los planetas pueden combinar su acción para elevar e iluminar al hombre, y para transformar el oscuro plomo en oro brillante, con una vibración alta.


Echemos una mirada ahora a la estrella de siete puntas de los Caballeros Templarios de Francia. Un viejo mapa de los Caballeros Templarios muestra la posición de las siete principales comandancias, las cuales están ordenadas en forma de estrella. También en este caso los rayos de la estrella están en el mismo orden que los planetas. Pero hay una diferencia: están ordenados de forma invertida. Junto al centro de la estrella destaca el nombre de la ciudad de Bourges. Curiosamente el famoso alquimista Fulcanelli, describió Bourges como la ”piedra angular de la Gran Obra de los alquimistas de Europa”, sin dar, sin embargo, ulterior explicación. Solamente en 1998 se resolvió este acertijo, al menos parcialmente. El geomántico Peter Dawkins descubrió una extensa línea de energía, una llamada ‘leyline’, que pasa a través de Francia comenzando desde Saintes Maries de-la-Mer (el lugar de peregrinación más importante de los gitanos sinti y roma), hasta Bourges y Chartres, e incluso a través de Inglaterra. Ya que muchos lugares de la leyenda del Grial están situados en esta línea, Dawkins la llamó “línea del Grial”. Esta línea del Grial pasa exactamente a través del centro de la estrella de siete puntas de los Caballeros Templarios. En el norte de Francia divide con precisión el rayo del Sol, y en el sur corre entre los rayos de Saturno y la Luna, hasta el Mediterráneo. Hay que mencionar que esta línea del Grial no está representada en el viejo mapa de los Caballeros Templarios. ¿Puede ser esta coincidencia pura casualidad? Difícilmente. Sol, Luna y Saturno, los tres rayos planetarios situados en la línea del Grial, representan la trinidad de cuerpo, espíritu y alma. En alquimia corresponden a Sal, Sulphur y Mercurius.

Y si miramos a la estrella de siete puntas Vitriol, la ubicación deliberada de la misma es incluso más evidente. Los tres rayos del Sol, la Luna y Saturno en la contracción VITRIOL, corresponden al comienzo, mitad, y final de la palabra, es decir: a las letras VRL. VRL o VRIL es el nombre de la fuerza elemental de la creación, omnipresente y vigorizante. Las letras restantes IT e IO forman la palabra latina ITIO, [in-itio = inicio = poner en el camino; de ‘iter’ = camino o itinerario]*, significando el viaje o camino, o más bien el flujo del poder universal de la creación a través de los siete planetas en la forma de siete ”luces” divinas, y, finalmente, el curso de la energía de la vida a través del cuerpo, espíritu, alma, y de los siete chakras.

El conocimiento secreto de los alquimistas se relaciona con la manera en la que las energías de los planetas en la estrella de siete puntas tienen que fluir para tener un efecto revitalizante. Sabían cómo transformar el “oscuro orden planetario” del nivel Nigredo en “oro” y brillo.

Llamaron a éste el nivel de vibración más alta, “Rubedo” (= enrojecimiento) de acuerdo a los colores que aparecen durante la transformación de la materia en la Gran Obra. El esfuerzo de todos los grandes alquimistas fue alcanzar este nivel de vibración más alta en su laboratorio y dentro de sí mismos. Con este propósito Paracelso transformó metales sólidos y gemas en lúcidos elixires únicos.

Éstos, utilizados como remedios, sirven para “abrillantar” al hombre en consecuencia, es decir: elevar su nivel vibracional, curar y sostener el desarrollo del carácter y de la consciencia.


Las esfinges representan al Fuego, al Aire, al Agua y a la Tierra. Las garras del león representan al Fuego; el rostro humano al Agua; las alas simbolizan al Aire y las patas de toro hacen referencia a la Tierra. Estos cuatro elementos son fundamentales en la Gran Obra y se sintetizan en la Sal, el Azufre y el Mercurio de la Alquimia, en la Sal está contenido el elemento Tierra, el elemento Agua y el elemento Aire. En cuanto al Azufre, vemos que se alimenta de la Tierra (y esto lo evidenciamos en los volcanes) donde también está presente el Fuego. Y en cuanto al Mercurio, vemos que participa del Aire y del Agua. La Sal, el Azufre y el Mercurio están pues, allí en los cuatro elementos.


Los cuatro animales sagrados de la Alkimia son: El León que oculta el enigma del Fuego. El hombre que representa al Mercurio de la Filosofía Secreta. El Águila que nos indica el Aire. El Toro que simboliza la Tierra. Las Esfinges de Egipto y de Ezequiel tiene el simbolismo sagrado de los cuatro animales de la Alkimia.


El agua contenida en el lecho de los mares, ríos y océanos, calentada por el fuego del Sol, se transforma en nubes que ascienden hasta el cielo y después de cierto tiempo de digestión se convierten en rayos y truenos. Este mismo proceso se repite en el Laboratorio Sexual del Alkimista. Nuestra Divisa es Thelema: que es Voluntad. La entrada a los viejos Templos Arcaicos era por lo común un agujero escondido en algún paraje misterioso de la selva espesa. Nosotros salimos del Edém por la puerta del Sexo. Sólo por esa puerta podemos retornar al Edém. El Edém es el mismo sexo. El Sexo es la puerta angosta, estrecha y difícil que conduce a la Luz.


En la soledad de esos Santuarios Misteriosos, los neófitos fueron sometidos a las cuatro pruebas Iniciáticas. Las pruebas del fuego, de aire, de agua y de tierra definieron siempre las diversas purificaciones de los neófitos. Por lo común esos Santuarios de Misterios se hallaban situados al pie de algún volcán. Los discípulos caían sin sentido al suelo. En esos instantes el Hierofante sacaba a los estudiantes de entre el cuerpo físico y en astral lo llevaba a las profundidades del Santuario. Entonces les enseñaba los misterios grandiosos de la vida y de la muerte. Las emanaciones volcánicas de la tierra producen ese estado de muerte aparente.


Cada uno de los siete cuerpos del hombre debe ser crucificado y estigmatizado. Todo estudiante de Kábala debe familiarizarse con los Elementos del fuego, del aire; del agua y de la tierra. El hombre no es todavía Rey de la Naturaleza. Pero está llamado a ser Rey y Sacerdote según el Orden de Melquisedec.


Es necesario que el estudiante se familiarice con todas las criaturas elementales de los cuatro elementos. En el fuego viven las Salamandras. En el agua viven las Ondinas y Nereidas. En el aire viven los Silfos. En la Tierra viven los Gnomos.


El Evangelio de Marcos se simboliza con un León (fuego) El Evangelio de Mateo se representa con un Joven (agua) El Evangelio de Juan se representa con un Águila (Aire) El Evangelio de Lucas se representa con un Toro (tierra) Los Cuatro Evangelios simbolizan los cuatro elementos de la Naturaleza y la realización de la Gran Obra (El Magnus Opus)


EL ANGEL SIRENA TIENE ALAS, UNA NEGRA QUE REPRESENTA AL DIABLO OMEFISTOFELES Y EL ALA ROJA DE LA DERECHA DEL ESPIRITU SANTO.

LUZ DE AMOR MEDIO PARA VOLAR Y PENETRAR A TODOS LOS CIELOS SUPERIORES DEL UNIVERSO, ENERGIA CONCILIADORA BASICA PARA EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA.

LA CORONA TRIUNA DE ORO PURO CON SUS TRES BORLAS O ESFERAS EN LA PARTE SUPERIOR INDUDABLEMENTE ES EL SANTO TRAMACHICANO DEBIDAMENTE INTEGRADO EN LA VIRGEN DE LUZ.

EL NACIMIENTO SEGUNDO DEL QUE HABLÓ JESUS A NICODEMUS SOLO ES POSIBLE ATRAVES DEL AGUA Y DEL ESPIRITU.




Referencias:
Arndt, Ulrich:Schätze der Alchemie: Metall-Essenzen (Tesoros de la Alquimia: Esencias de los Metales), Schätze der Alchemie: Edelstein-Essenzen (Tesoros de la Alquimia:Esencias de las Gemas), Editorial Hans-Nietsch-Verlag, Freiburg (Alemania).
Informes sobre las pruebas (sólo en alemán):
www.life-testinstitut.de
Acerca del sistema de sanación de los Arcanos Superiores (sólo en alemán): www.edelstein-essenzen.de, y www.aurum-potabile.com
Descripción de las diferentes esencias (sólo en alemán): www.allesgesunde.de
Bildquellen: ©Hans Nietsch Verlag, ©Siegfried Prumbach 1x






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