Fotografía: Olgun Yürekler
La luna nadaba en el estanque de tu té...
tranquila y confiada miraba a los ojos de su estrella.
Nunca pensó que sorbo a sorbo
alguien se la bebería.
Una noche,
él se bebió la luna,
y su estrella se fue con ella.
Sorbo a sorbo
hiciste tuya a la luna,
te la bebiste.
Pensando en ella.
En un ritual de amor,
disfrutaste del sabor,
del aroma a hierbabuena.
Ahora la tienes dentro.
¿A qué sabe la luna?
Ella nunca supo que siempre perteneció al estanque
que un día la llevaría.
Su universo seguía siendo ilimitado,
aun viviendo en el estanque de una taza de té.
¡La luna! ¡Ella,
que se sentía parte del universo¡
En realidad pertenecía al tuyo...
Sorbo a sorbo,
esta noche te has vuelto a beber la luna.
-Odin-
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